Gran ovación para Antonio Gades

Antonio Gades recibió la mayor ovación que se recuerda en la historia de este festival, en su décima edición ya. Simplemente salió al escenario y el público, en pie, le ovacionó largamente, gritándole ¡bravos! entusiastas. Hubo mucha, muy entregada emoción, que el bailarín y coreógrafo aguantó en pie, con humildad y respeto, casi como pidiendo perdón.

El público respaldaba así, de manera absolutamente unánime, la decisión del jurado de conceder este año a Gades el Galardón Calle de Alcalá, que cada año este festival dedica a un artista flamenco cuya carrera esté significativamente ligada a la capital, donde tanta afición ha habido siempre al arte jondo. En definitiva, es un homenaje de Madrid a quienes entregaron a Madrid quizás lo mejor de su arte. José Manuel Caballero Bonald, miembro del jurado y amigo personal de Gades desde que éste trataba de abrirse camino en la capital, coautor además con él de alguna de sus obras maestras como Fuenteovejuna, le hizo entrega del galardón y dijo unas breves palabras, cerrando el acto el propio Gades con palabras muy sobrias de gratitud y dedicando el honor que se le hacía a su maestra Pilar López. Quien se hallaba, por cierto, en la sala, al parecer sin conocimiento de Gades, porque al término del espectáculo ella preguntó por 'su niño' con el deseo de darle un beso y él -tan reacio siempre a manifestaciones públicas 'excesivas', y entiéndase esto cordialmente, por supuesto- había abandonado ya la sala en compañía de sus hijas.

Artísticamente hubo cante de Jerez y baile de Triana. En el cante, Diego Agujetas, otro de la larga saga de ese sobrenombre. Es hermano de Manuel, pero no es profesional y se le nota hasta en la forma de saludar, pero puso su mejor intención y en el cante de esa familia hay siempre un regusto de pureza que se agradece. También en el cante, Capullo de Jerez, evidentemente con otra actitud distinta a la desastrosa que días antes le vimos en el Arlequín. Es cantaor de gran barroquismo expresivo, con una cierta brusquedad y otras peculiaridades en la forma de decir que gustan a sus entusiastas, que los tiene.

En el baile excelente, Milagros Mengíbar, con bata de cola, peteneras y alegrías que encantaron al público, a doña Pilar López, quien salía comentando: '¡Cómo ha bailado esta niña, sin cajones, ni flautas, ni nada de eso!'. Pues ahí queda eso.