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Obligaciones del arzobispado al 9% y a 10 años

Los obispados y arzobispados han buscado distintas salidas para rentabilizar su dinero. El obispado de Bilbao, por ejemplo, depositó 1,3 millones de euros en una cuenta del BBVA en el paraíso fiscal de la isla de Jersey. Otros han invertido en constructoras, editoriales, cadenas de televisión, salineras y diversas sociedades financieras.

- Arzobispado de Valencia. Ésa es, sin más adjetivos, la denominación de una sociedad registrada en la Comisión Nacional del Mercados de Valores en 1991. Esta entidad emitió obligaciones de renta fija a 10 años en 1992 por unos seis millones de euros (1.000 millones de pesetas), que han de ser abonadas el próximo mes de junio con un interés del 9%. Al menos desde 1995 no ha presentado cuentas en el registro mercantil. Este diario no obtuvo respuesta en el arzobispado de Valencia sobre la situación actual de esta inversora de dicha institución religiosa.

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- Obispado de Pamplona. El registro mercantil da fe de la creación de una sociedad por el obispado de Pamplona con un capital suscrito de 18.030 euros. En el registro existen numerosas lagunas: se desconoce la fecha del inicio de operaciones y no consta tampoco el domicilio social. No hay cuentas ni más datos sobre su actividad que los que su propio nombre evoca: 'Agrupación de obligaciones del empréstito del obispado de Pamplona'. El obispado de Pamplona, preguntado por este diario, no aportó ninguna aclaración.

- Arzobispado de Tarragona. Hercucaudal -antes denominada Tarragona CP simcav- es una sociedad de cartera fundada en 1991 en la que en 1994, según datos registrales, poseía un 16,4% de sus acciones el arzobispado de Tarragona. El secretario general de este arzobispado, Joaquín Clavé, preguntado sobre la presencia accionarial de esta entidad eclesiástica, se limitó a decir: 'No puedo informarle'. Y colgó el teléfono.

Esta sociedad, en ese ejercicio, tuvo unos beneficios de unos 730.000 euros. Contaba con unos fondos propios de unos 4,5 millones de euros. En 2000, los fondos propios de la sociedad, trasladada de Tarragona a Vizcaya, fueron de 5,4 millones de euros. En ese año registró unos beneficios de más de 18 millones de euros. Un responsable de esta sociedad aseguró a EL PAÍS que el arzobispado ha dejado de ser socio de la misma.

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