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Columna
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Tina, Norma y Xipell

Dos circulitos negros como gafas oscuras en un círculo más grande, que es una cara como un enchufe eléctrico antiguo y preconstitucional, un enchufe de aquella época en que ni enchufes ni cordones de la luz se empotraban en las paredes y todo estaba a la vista. Al dibujo acompaña la leyenda '¿enchufismo yo?', y es una de las caricaturas que el castellonense Xipell hizo del omnipresente adalid del PP provincial Carlos Fabra. Xipell es fabriano: caricaturiza a diario a Fabra con gracia sin par y, quizás cuando pase el temporal de la derecha, quedará en el recuerdo de la memoria, y en las comarcas del norte valenciano, la imagen de Fabra indisolublemente unida al caricaturista Xipell. El Fabra provincial de aeropuertos y campos de golf, el Fabra decimonónico y provincianista que mira con recelo a la provincia de abajo, el Fabra de la derecha, hecha y derecha, será el Fabra de los dibujos de Joan Montanés Xipell. Dibujante y político están como omnipresentes en los días y trabajos de las comarcas castellonenses.

El humor crítico de Xipell, sin ser anodino, no es ácido, ni caprichoso ni extravagante; es equilibrado, genuino y natural de Castellón. Y en Castellón las gentes de la cultura, y de la cultura que piensa y actúa en valenciano, siempre fueron gentes ajenas a sectarismos, partidismos o quintasesencias nacionales o nacionalistas. Xipell es un treintañero sereno que acababa de recibir su primera comunión cuando entró la Constitución en vigencia, y que frenó la incipiente calva cuando nació su pequeño Marc. Xipell es hombre de familia, de coloquio y de su pueblo, que mira más allá de los cerros que rodean su Castellón natal, y por eso mira críticamente cuanto sucede en su aldea o protagoniza Fabra.

Ahora, es decir, hace un par de semanas, nos sorprendía el apacible y dibujante Xipell con cien páginas en prosa que son una delicia en valenciano. Mientras llegan desde Valencia los ecos de palabras genuinas y palabras que se han de gastar y vaya a ver usted qué dislate más nos deparan quienes deberían promover la concordia y no el secesionismo lingüístico... mientras llega esto, Xipell publica un diálogo en forma de novela con dos protagonistas: Valentina Parla y Norma Castelló. Tina y Norma, el valenciano y Les Normes de Castelló son mocitas de discoteca donde se eligen misses con ayuda de mafiosos rusos que acaban peleando en las guerras del Cáucaso; chicas de hoy que asisten a espectáculos de desnudo masculino donde los machos autóctonos enseñan el colgante con denominación de origen; mozas que se involucran en revoluciones caribeñas que exigen mantas morellanas y el arnadí de Xàtiva. Cien páginas lúdicas, pícaras, triviales y decorosas, literariamente hablado, que son el homenaje, y la práctica encubierta, de Les Normes de Castelló.

El valenciano coloquial, normativo, rico en léxico de la calle, las historias más que superficiales cuya única finalidad es distraer chistosamente al lector con juegos de palabras y alusiones a cuanto sucede todos los días, convierten el 'elemental, estimada Norma' de Xipell en bálsamo durante un rato de lectura, y en alegato práctico y divertido frente a los sicarios antivalencianos del enredo, más allá de los cerros de Castellón, cuya actualidad protagoniza el omnipresente Fabra.

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