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COYUNTURA INTERNACIONAL

El Congreso desconfía de Bush

El Senado niega al presidente los plenos poderes para negociar acuerdos

La Casa Blanca y el Congreso mantienen una ambigua relación con el liberalismo comercial, predicándolo como principio al tiempo que aprueban medidas proteccionistas (como la del acero, con incrementos arancelarios de hasta el 30%) con el argumento de que se trata de defender los intereses de los trabajadores norteamericanos ante la agresividad viciada de terceros.

La contradicción ha quedado de manifiesto esta semana, cuando George Bush pedía plenos poderes para negociar acuerdos comerciales con otros países y el Senado se ha negado a renunciar a su capacidad de enmendarlos si lo considera pertinente.

El presidente se ha marcado como uno de los objetivos de su mandato extender el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de Norteamérica), que obliga a Estados Unidos, México y Canadá, a todo el continente americano, además de concluir para la misma fecha límite de enero del año 2005 una nueva ronda de negociaciones comerciales con el resto del mundo.

Para ello reclama al Congreso la autoridad de negociar con las otras partes acuerdos que luego serán sometidos a la aprobación o el rechazo de los congresistas, pero nunca a su retoque parcial. Es la llamada vía rápida (fast track), que la Casa Blanca perdió en 1994 y trata de recuperar desde entonces.

La vía rápida pedida por la Casa Blanca fue aprobada en diciembre por un solo voto (215-214) en la Cámara de Representantes, pero esta semana el Senado ha insistido en introducir una enmienda al proyecto de ley por la que ratifica su derecho de reformar los acuerdos que pueda alcanzar la Administración si estima que sus provisiones menoscaban la legislación interna.

'Esta enmienda mantiene la capacidad del Congreso de velar por los intereses de los estadounidenses, especialmente de los que salen perdiendo en la ecuación comercial', dijo el senador demócrata Mark Dayton, uno de los promotores de la enmienda, que cuenta con amplio apoyo republicano.

Larry Graig, el patrocinador republicano del texto, mantiene que los otros países se han confabulado para introducir las leyes antidumping de Estados Unidos en la negociación de futuros acuerdos con ánimo de inutilizarlas.

Proteccionismo disfrazado

Robert Zoellick, el representante de Comercio de Estados Unidos, replicó: 'Esta enmienda es proteccionismo disfrazado de cuestión procedimental', mientras Ari Fleischer, portavoz presidencial, insistía en que los deseos del Senado 'socavan seriamente la causa y el objetivo del libre comercio'.

La Administración y los partidarios del fast track en la Cámara de Representantes y en el Senado mantienen que no se puede negociar con otras partes si no tienen garantía de que lo pactado es lo que se va a cumplir y que no se puede reclamar reformas en las políticas comerciales de los otros 'mientras nos negamos de raíz a negociar las nuestras'.

'Quiero agradecer a la Cámara de Representantes por haber aprobado una buena ley comercial. Ahora le corresponde al Senado. Es importante para abrir mercados a los productos de Estados Unidos', declaró Bush tras la votación, sin ánimo beligerante. Es imprevisible el destino final de la enmienda.

El Senado tiene que discutir todo el proyecto de ley enmendado, quizás la semana entrante, que luego, si se mantiene la discrepancia con la Cámara, deberá ser sometido a un comité conjunto. 'Vamos a trabajar para conseguir que ésta no sea la ley definitiva', señala Zoellick.

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