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Tribuna
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Eurostat cambia la EPA para reducir el paro

La Encuesta de Población Activa (EPA) es la principal fuente estadística para el estudio de la relación de la población española con la actividad laboral. Cualquier cambio que se produce en una estadística tiene efectos sobre los resultados que ofrece. El cambio, desde nuestro punto de vista, arbitrario, que se introduce este año en la definición de paro de la EPA, desde la Oficina Estadística de la Comisión Europea (Eurostat), va a suponer un importante recorte del volumen de desempleo estimado. La importancia de la EPA se refleja, entre muchos otros aspectos, en que gracias a ella se sabe que la tasa de desempleo se ha reducido de manera significativa a lo largo de los últimos años. Si hace cinco años rondaba el 21%, ahora se sitúa en torno al 13%. Aunque España continúa siendo el país de la Unión Europea con la tasa más alta, la diferencia con Europa se ha acortado de manera importante. Esta mejora ha sido posible gracias a la bonanza económica, que ha aumentado significativamente el ritmo de creación de empleo. También por la EPA sabemos que la profunda depresión demográfica que atraviesa la sociedad española tras el baby boom de los años sesenta y setenta está contribuyendo igualmente al recorte actual de la tasa de paro. Esta reducción tiene, sin embargo, un carácter 'pasivo', no siendo fruto de la ampliación del aparato productivo o de la eficacia de las políticas públicas de empleo. Una idea de la importancia de este último fenómeno se obtiene cuando se compara la anterior etapa de crecimiento (1985-1991) con la reciente etapa de bonanza (1996-2001). Si entonces de cada diez empleos netos que se creaban siete tenían que dedicarse a atender a los nuevos activos y sólo tres podían destinarse a reducir el volumen de paro, recientemente esta proporción se invierte y gracias a la fuerte rebaja de la población que se incorpora al mercado laboral, ahora de cada diez empleos que se generan siete se pueden destinar a reducir el volumen de paro y sólo tres son necesarios para atender a los nuevos activos.

La nueva definición del desempleo plantea una gran polémica porque supone un falseamiento de la realidad

El INE realiza trimestralmente la EPA en 60.000 hogares, bajo una metodología común a la de Eurostat. La encuesta ha experimentado diversos cambios a lo largo de los últimos años, que, si bien han servido para mejorar la calidad de sus estimaciones, se han criticado, en algún caso, por no haber previsto la necesidad de mantener una serie histórica comparable. Además de publicar este año una serie histórica que subsane las imprevisiones del pasado, el INE va a abordar tres cambios de profundo calado: la adaptación de la encuesta a las nuevas proyecciones de población, la reponderación de la población inicialmente estimada por la encuesta y la aplicación de la nueva definición de paro establecida por Eurostat. Los dos primeros cambios mejorarán sustancialmente la encuesta. En particular, la reponderación tendrá importantes repercusiones sobre el panorama laboral ofrecido hasta ahora por la EPA, pero su necesidad nace de los trabajos desarrollados en el seno del INE, con la participación de los agentes sociales. Es el último de los cambios, la nueva definición de desempleo aprobada por Eurostat con la oposición del INE, el que plantea una gran polémica. Su aplicación supondrá reducir el volumen de parados, que estima la EPA en medio millón de personas, que pasarán a ser clasificados como inactivas. Desde el momento que tuvimos conocimiento de esta decisión, CC OO se dirigió a los responsables de la Comisión Europea, Eurostat y el Gobierno para expresarles nuestra preocupación por el falseamiento de la realidad que para España provocaba la aplicación de la nueva definición.

La EPA clasifica como parado a toda aquella persona sin trabajo, que ha tomado medidas concretas para buscar un empleo y está disponible para incorporarse en un plazo de dos semanas. Hasta el año 2001, estar inscrito en las listas del Inem se consideraba una 'medida concreta' para buscar empleo. A partir del año 2002, con la nueva definición de Eurostat, sólo se consideran válidas a efectos estadísticos las inscripciones o renovaciones que se produzcan en el mes anterior al momento en que se realice la encuesta y cuyo objeto sea encontrar un empleo y no la simple renovación administrativa de la demanda. Pero esta nueva definición entra en contradicción con la normativa del Inem (que establece que las demandas de empleo deben renovarse trimestralmente), por lo que los parados que no se hayan renovado en un plazo superior al último mes no se considerarán como tales a efectos de la EPA. A primera vista, una posible solución del problema sería que el Inem homologara su normativa con el 'plazo estadístico' de Eurostat y rebajase a un mes el plazo de renovación de las demandas de empleo. Sin embargo, este cambio parece bastante improbable, pues aumentaría la carga administrativa de unas oficinas ya de por sí bastante colapsadas sin que mejorase el servicio que prestan a sus usuarios. Dada la escasa intervención del Inem como intermediario en la búsqueda de empleo, multiplicar las visitas a sus oficinas sólo puede ir en menoscabo de la ya de por sí mermada confianza de sus usuarios.

Eurostat comete un doble error imponiendo esta definición. Por un lado, hace abstracción de la diversidad regional de la Unión Europea. Plazos que pueden parecer razonables para el volumen de paro y la capacidad de gestión de la Oficina de Empleo Pública de un país no son trasladables a otros como España. Las estadísticas deben construirse sobre patrones comunes lo suficientemente amplios como para que sean capaces de representar una realidad sociolaboral completa. Si esto no se hace así, las estadísticas pueden mostrar una convergencia en lo nominal, mientras las divergencias se acentúan en la realidad. Por otro lado, la razón dada por Eurostat para justificar esta medida ('eliminar de la cifra de desempleo a aquellas personas que están apuntadas en las listas de la oficinas de empleo públicas con el único fin de cobrar una prestación') parece más un intento de matar moscas a cañonazos que un ejercicio serio por mejorar la representatividad del concepto de paro. De hecho, del conjunto de desempleados que según la EPA sólo buscan empleo a través del Inem, se mantiene prácticamente el total de los que se inscribieron o renovaron en el último mes y se 'caen' aquellos que se inscribieron o renovaron hace más de un mes. Es decir, la cifra de paro se reduce no porque se detecte mejor a las personas que sólo pasan por la oficina de desempleo para efectuar una renovación administrativa de su demanda, sino porque se supera el plazo de un mes. La decisión de Eurostat roza hasta tal punto el absurdo que si mejorara la gestión del Inem y los parados se animasen a pasar más a menudo por sus oficinas la cifra de paro EPA crecería.

Dolores Liceras es secretaria confederal de Empleo. Carlos Martín es economista del Gabinete Técnico Confederal de CC OO.

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