Rouco afirma que la reforma de la clase de religión es lo que venían pidiendo los obispos

'Separación con cooperación'. Así entiende las relaciones Estado-Iglesia José María Aznar, que ayer ponderó el 'incontestable' papel protagonista del cristianismo ante un centenar de eclesiásticos europeos y latinoamericanos, de los que doce son cardenales, reunidos en un congreso social en San Lorenzo de El Escorial. 'El cristianismo posee sobrados e indiscutibles títulos de grandeza', dijo Aznar en su discurso inaugural. El cardenal Rouco expresó más tarde su alegría por la reforma de la clase de religión avanzada por el Gobierno. 'Se ha dado un avance muy significativo', dijo el prelado.

Nunca es tarde si la dicha es buena, según los obispos, que llevaban 'más de una década' reclamando una profunda reforma de la enseñanza de la religión católica y su clase alternativa en las escuelas españolas. Ahora han logrado del Gobierno del PP 'un avance muy significativo', incluso una regulación 'muy satisfactoria', según la lectura episcopal del proyecto de Ley de Calidad avanzado el viernes pasado por el Consejo de Ministros. Los calificativos son del cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, que habló minutos después de que el presidente del Gobierno, José María Aznar, abandonara el palacete de San Lorenzo de El Escorial donde ayer y hoy celebran un 'congreso social' más de un centenar y medio de relevantes eclesiásticos, convocados en Madrid por la Comisión de los Episcopados de la Unión Europea (COMECE), el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Conferencia Episcopal Española (CEE).

El congreso se titula América Latina y la Unión Europea: Juntos por el bien común universal. Contribución de la Iglesia, y ha reunido a doce cardenales, numerosos arzobispos y obispos, y decenas de pensadores católicos, además de a relevantes dirigentes políticos cristianos jubilados o en reposo, como el ex primer ministro de Portugal, el socialista Antonio Guterres, y el ex presidente de Chile, el democristiano Patricio Aylwin.

'Ingresar en la agenda'

La presencia de José María Aznar en El Escorial tenía ayer una relevancia especial, al margen de su carácter de presidente del Partido Popular, también de inspiración cristiana. El presidente español había sido invitado a la inauguración del congreso sobre todo porque este semestre preside el Consejo de la Unión Europea, y los prelados católicos de los dos continentes se proponen concluir hoy la redacción de un documento social para que la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, convocada por Aznar en Madrid para la próxima semana, conozca de primera mano e 'ingrese en su agenda' las severas reclamaciones y recomendaciones de la Iglesia católica, cuya doctrina social, según los prelados, choca con la globalización de signo exclusivamente económico que están imponiendo los poderosos de la tierra. La Iglesia de Roma reclama que la globalización, para no ser 'catastrófica en sí misma', esté fundada 'sobre el cimiento ético de la globalización de la solidaridad', en palabras del presidente de la CELAM, el prelado colombiano José Enrique Jiménez Carvajal.

Aznar no tuvo ayer la oportunidad de escuchar las reticencias eclesiásticas sobre la globalización, que en el caso de los prelados latinoamericanos son un clamor doloroso, pero el presidente del Gobierno ya había dejado clara su posición en el discurso inaugural. 'Pretender impedirla es vano, y retrasarla, un perjuicio para los países', dijo. 'Toda internacionalización es una fuente de oportunidades, y la de este siglo sobre todo', añadió antes de entrar en lo que él mismo calificó como 'asuntos religiosos', un territorio en el que el líder del PP ponderó 'la nítida separación Estado-Iglesia', alabó 'la cooperación' que debe existir entre ambos y, finalmente, piropeó a los presentes por 'el incontestable papel protagonista de la Iglesia en América'. 'El cristianismo posee sobrados e indiscutibles títulos de grandeza', proclamó el presidente a escasa distancia de la tumba del cristianísimo rey Felipe II.

Minutos antes, el cardenal Rouco había concluido su discurso confiando 'los frutos' del encuentro de los prelados en San Lorenzo de El Escorial 'al cuidado maternal de María, la Estrella de la Evangelización', y deseando a sus colegas latinoamericanos que 'cuando regresen a sus casas se sientan aún más, si cabe, gozosos de ser hijos de la Católica', en referencia a la reina de Castilla que impulsó la conquista y cristianización de un continente sumido hoy en tribulaciones y pobrezas extremas -y crecientes-, según el diagnóstico dibujado con todo tipo de detalles y estadísticas por el ex presidente de Chile, Patricio Aylwin.