Gaza recibe como héroes a los 26 palestinos
Con banderas, tiros de kaláshnikov al aire, lágrimas en los ojos y las manos en alto con el signo de la victoria fueron recibidos ayer en Gaza los 26 combatientes palestinos que estuvieron 39 días encerrados en la basílica de la Natividad de Belén. Miles de habitantes de Gaza aparcaron el miedo de la represalia que prepara Israel contra esta zona, en la que habitan un millón de palestinos, y se lanzaron a las calles a dar una bienvenida triunfal a los 26 jóvenes. Casi todos ellos lucían la barba que se han dejado crecer durante este largo encierro. Cánticos, gritos y abrazos los han acogidos después de que los 26 descendieran lentamente del autobús en que fueron trasladados desde Belén y atravesaran uno a uno a pie el pasillo cubierto de la terminal de Eretz, principal paso entre Israel y Gaza.
Ya en territorio palestino, unos realizaron una corta plegaria, otros besaron el suelo y todos se abrieron paso como pudieron entre la nube de periodistas y responsables de la seguridad para subir a otro autobús que les ha llevado, por medio de calles abarrotadas de gente que les daba la bienvenida, a un pequeño hotel al borde del mar. En virtud del acuerdo alcanzado entre el Ejército israelí y las autoridades palestinas para poner fin al asedio de la basílica de la Natividad, los 26 fueron trasladados a Gaza para ser juzgados. Sin embargo, el coronel Salen Darduna, jefe de la oficina de relaciones de la Autoridad Palestina declaró: 'No los estamos tratando como a deportados o a extranjeros, y no les vamos a detener. Son unos héroes y son libres aquí en su patria'. Darduna precisó que, en virtud del pacto alcanzado en Belén, los 26 militantes (25 de ellos de Cisjordania) podrán regresar a su tierra tan pronto como se alcance un acuerdo político entre Israel y los palestinos, informa Efe.
Sentados en las filas laterales del autobús, con el cuerpo sacado por las ventanillas y agitando el Corán o los kefíes (grandes pañuelos de dibujo geométrico blanco y negro), los activistas respondían a la gente con gestos de las manos o con el puño cerrado. Emocionadas, numerosas mujeres rompieron en sollozos, mientras los niños, con los brazos al aire, saltaban cerca del autobús para tocarles la mano a sus héroes.
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