Piqué y Straw renuncian a cerrar el acuerdo el miércoles

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, y su homólogo británico, Jack Straw, parecen haber renunciado a cerrar el acuerdo sobre Gibraltar el próximo miércoles, o al menos a hacerlo público, ya que la reunión que celebrarán ese día en Londres está planteada como un encuentro informal y de espaldas a la prensa.

El eventual compromiso quedará así pendiente para la entrevista que el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el primer ministro británico, Tony Blair, mantendrán en Londres el siguiente lunes, 20 mayo. El propio Aznar expresó el 3 de mayo en Washington su esperanza de que el acuerdo sobre Gibraltar fuera concluido antes de este encuentro. El calendario consensuado de la negociación prevé que concluya antes del fin del verano, es decir, antes de octubre, pero parece evidente que, si no se logra el acuerdo en la próxima cumbre de los dos líderes, todo el proceso se encontrará bajo más presiones de las que ya padece.

La definición como informal del encuentro del próximo miércoles entre Piqué y Straw fue acordada el jueves y no tiene nada que ver con el incidente de la carta del ministro británico de Defensa, Geoff Hoon, publicada ayer por The Times. Fueron los secretarios de Estado respectivos, Ramón de Miguel y Peter Hain, los que consensuaron el jueves, al reunirse en la capital británica, que la cita ministerial consistirá en un almuerzo en el que participarán exclusivamente los dos mandatarios y que no será seguido por ningún encuentro formal con la prensa. Piqué y Straw coincidirán en Bruselas el lunes, en un Consejo de la UE, y el martes en Reikiavik, en el Consejo Atlántico, pero, a petición española, han reservado una cita específica para Gibraltar.

Tres problemas pendientes

La suya será, pues, una nueva reunión de trabajo, como la que celebraron confidencialmente en Valencia el pasado 23 de abril, aunque aún más reservada al estar los ministros solos. El objetivo es dar un nuevo impulso político y desbrozar los tres problemas pendientes para que España y el Reino Unido firmen una declaración de principios sobre cómo compartir la soberanía de Gibraltar durante un tiempo no definido.

El primer problema es que el acuerdo deje a salvo la aspiración a la plena soberanía, aunque sin plazo. Se trabaja en fórmula similar a la del artículo 10 de Tratado de Utrecht, que garantice que Gibraltar sea totalmente española si deja de ser británica.

El segundo es la demanda española de que el referéndum que el Reino Unido tiene que celebrar entre los gibraltareños no pueda ser interpretado como un ejercicio del derecho de autodeterminación. España podría darse por satisfecha si el acuerdo, que de momento no será un tratado, conserva su validez aunque los gribraltareños lo rechacen y pese a que no sea aplicable. Para ello, ambas partes lo someterán a la ratificación de sus respectivos parlamentos.

El tercer problema es el del control de la base militar.