Dama del insulto
La escalada del insulto de la candidata del PP andaluz a la Junta, Teófila Martínez, supera lo permisible, aunque se haga bajo el socorrido manto del ejercicio de la política. Los militantes y votantes del PP andaluz se merecen algo más que esta 'dama del insulto' que ha hecho de su lengua el más valioso instrumento, señal inequívoca de que le falla lo más esencial, el cerebro. Cuando no se tienen ideas o proyectos, el único recurso es atacar al adversario político con batería de insultos, injurias incluidas. Es más fácil manejar la lengua que la materia gris. Agota menos y da menos problemas.
Y lo peor es que Teófila Martínez, que cuenta con el respaldo político mayoritario de los gaditanos, está dejando a sus propios votantes sumidos en la duda de si su candidata ha perdido algo más que la compostura, la buena educación y ese saber estar que da clase a las personas. Teófila Martínez está muy nerviosa, se la ve sola, sin apoyos suficientes, y con su partido, en Andalucía y Madrid, mirando hacia otra parte. Hasta hace poco el 'brutote' era el buenazo de Antonio Sanz. Era su papel. Se han vuelto las tornas. Ahora es la señora Martínez la que ha conseguido dominar el arte del insulto.
Esta 'dama del insulto' no está dejando títere en pie, pero sus más envenenados dardos se dirigen contra el presidente andaluz, Manuel Chaves. Y con ser grave lo que ha salido de su boca, no lo es menos la forma en que lo dice: con extrema dureza, con rencor, afilando los labios, con la mirada fría, sin mover un músculo, casi, casi como esas damas que hacen de la frialdad su seña de identidad. A veces, hasta para insultar hay que tener chispa.
Alguien debe pararle la lengua a la señora Martínez, por su bien y el de su futuro político, si es que lo tiene. El insulto no es la mejor forma para llegar al palacio de San Telmo. Es lamentable que el principal partido de la oposición tenga que recurrir a una estrategia que le invalida para ser alternancia de poder, a tenor de las encuestas conocidas. El lenguaje tabernario suele terminar en navajazos. Lo bueno es que no hay pelea si uno no quiere. Y Chaves está en otra guerra: la de conseguir las politicas de empleo activo y que el PER no se lo lleve el viento de la sinrazón, de la prepotencia y la arrogancia.
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