_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Enemigos

Conecté en el televisor y me llevé un susto de campeonato. Creí que lady Di había vuelto y había muerto de nuevo, hasta que me percaté de que la avalancha de flores y de compungidos plañideros que aparecía en pantalla estaba integrada por los atribulados ciudadanos de otro país, Holanda, que se encuentra en estado de shock, y que ha perdido la inocencia, esta vez por el injustificable y muy condenable asesinato de una persona humana, por xenófobo, ultraderechista y pro abrigos de pieles que fuera. Tenía su parte buena: era gay y estaba orgulloso de ello (lo cual, convengamos, resulta mucho más sencillo en Amsterdam que en Nerja).

Ya van dos países, Francia y Holanda, que, en menos de un mes, han recibido un palo brutal. Hubo otro, Estados Unidos, que en el primer año de este miserable siglo sufrió un gran shock y perdió la inocencia, cuando se produjo la terrible masacre del 11-S. De aquellos lodos viene esta división del mundo entre las fuerzas del Bien y las del Mal, y del ataque de pasmo padecido por las clases políticas francesa y holandesa, va a venir un giro a la derecha y una revalorización del pensamiento policial, en toda la UE, de los que no vamos a poder librarnos en décadas.

Guardia fronteriza, blindaje, mano dura, manos libres, tolerancia cero, por el lado del Bien, o Seguridad; y por el del Mal, la inmigración, groseramente equiparada a Delincuencia. Los adormecidos políticos de nuestro tiempo siempre eligen el camino fácil, que no es la búsqueda de los orígenes del problema, sino su aplastamiento a golpes de porra. Estados Unidos, como Imperio, se buscó una guerra al terrorismo y la inició por la A de Afganistán. Ellos pueden. Los europeos, más modestamente, hemos decidido que nuestro enemigo está en casa, sin ser nosotros.

Los políticos llamados democráticos de este momento no quieren el bienestar de la sociedad, sino sus votos, y están dispuestos a copiar a sus rivales, alentando la irracionalidad del electorado, aprovechándose de sus miedos. Nada de discurrir, de razonar. Cualquier cosa, con tal de que no les desbanque un Le Pen o ese señor de color que dicen va a sustituir a Fortuyn, y que parece sacado de un anuncio del Club Méditerranée.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_