Cisco bajo los pasos elevados

- Ramas peligrosas de verdad. 'Veo que los podadores en Madrid no se reprimen a la hora de abatir árboles enteros que no molestan a nadie', dice Jacinta, 'pero parece que no les preocupan las ramas que ciegan materialmente muchos semáforos, incluso en vías enormemente transitadas. Me gustaría que se siguiera un criterio más racional para emplear el hacha', comenta.

- Fiscalicen la calidad de las obras en la calle. 'El desarrollo tecnológico, también en Madrid, ha permitido que la fiscalización de la calidad de todo tipo de producción sea cada vez más fácil', reflexiona Eugenio. 'Sin embargo, parece que nadie en Madrid controla la calidad de las obras abiertas en las calles, ni siquiera el cumplimiento de sus plazos. Que no se nos diga que el Ayuntamiento o la Comunidad ya controlan las obras que ellos mismos encargan, porque eso sería ser juez y parte, y la calidad saldría perjudicada', añade. 'Por ello, propongo que Madrid cuente con un sistema independiente de control de calidad de las obras, así como de sus plazos de cumplimiento y de su impacto sobre los ciudadanos', agrega. 'Ello contribuiría a que se terminara con tanta zanja destripada indefinidamente, tantas obras abiertas, cerradas y reabiertas en apenas unas semanas'.

- Lección de humanidad. 'Veo cómo las comunidades de inmigrantes aprovechan cualquier rincón de espacio madrileño para intentar echar raíces, mediante corros, reuniones, lugares de encuentro donde conversar', comenta Diego. 'Creo que es toda una lección de civismo y de humanidad en una sociedad como la madrileña, donde la comunicación entre las personas brilla por su ausencia, entre la prisa, el tráfico y el egoísmo', subraya.

- Pronósticos deficientes. 'Me gustaría mucho saber por qué razón los pronósticos del tiempo en Madrid son tan deficientes y tan poco dignos de fiar', se lamenta Irene. 'Y no será porque no se les dedica atención informativa constante en las radios, la tele y los periódicos. En vez de destinar tanto dinero a informar del tiempo, podrían destinar un poco a que mejoren los pronósticos o la capacidad profesional de los pronosticadores', sentencia.

- Sin calles transitables. 'Cada día que pasa los ancianos tienen, o tenemos, en Madrid un espacio más reducido', se queja Cosme. 'No sólo se necesitan, necesitamos, lugares donde jugar a la petanca, cosa que, desde luego, los mayores agradecemos. También necesitamos que las calles sean transitables, que los semáforos funcionen y no presenten peligro, como en las calles de dos direcciones con isletas y dos semáforos en cada extremo; que las aceras no estén repletas de zanjas', agrega, 'que los pasos de cebra no sean tan resbaladizos y, sobre todo, que la gente más joven, sobre todo adolescentes y niños, sean educados en el respeto a los mayores'.

- Desventajas del fin de la mili. 'La verdad es que con la supresión del servicio militar', dice Alejandro, 'los jóvenes madrileños hemos ganado muchas ventajas, pero hemos perdido la oportunidad de relacionarnos con jóvenes de otras partes de España. Creo que, a partir de ahora, salvo en algún concierto y cosas así, en Madrid o en otras grandes ciudades, el contacto con otros españoles va a desaparecer', augura.

- Colas innecesarias. 'Me joroba soberanamente la manía que mucha gente tiene de formar colas, aunque no sean necesarias ni nadie las exija', opina Rosa. 'Creo que los supermercados o los estancos, sin ir más lejos, son dos ejemplos en los cuales la gente se enfila sin necesidad, gregariamente. Considero', subraya, 'que eso forma parte de una tendencia muy servil, propia de otra época en la cual el que no era borrego vivía en el temor a ser sacrificado'.

- Del fútbol. 'Lo peor del fútbol en Madrid no es en sí mismo el deporte', advierte Miguel, 'sino que el fútbol suplante o liquide las manifestaciones artísticas, culturales o las demás deportivas. Aunque lo más es que el fútbol, como negocio multimillonario, vacíe las cabezas de pensamientos de tal manera que se ciegue la conciencia de los problemas que entre todos debemos resolver cada día, sobre todo', añade, 'el de subsistir nosotros y nuestros hijos. Eso es lo grave', concluye.

- Paso elevado, cuello de botella. 'Los pasos elevados organizan unos ciscos tremendos en sus laterales', se queja Anunciación. 'No me explico por qué se empeñan en colocar en esos cuellos de botella todas las paradas de autobuses', critica.

- No para los mayores. 'La proliferación de líneas de metro me parece bien para muchos, pero no desde luego para los mayores, ya que las escaleras que hay que ascender o descender son un obstáculo tremendo para nosotros', señala Casto. 'Por eso nosotros preferiríamos los autobuses, siempre y cuando los frenos sean convenientemente manejados', afirma.