Los fieles piden un solar para levantar un nuevo templo
Entre los fieles que se citaron ayer a las puertas del templo evangélico de Arganda destruido por las llamas no hubo gestos ni de ira ni de venganza. Sí de impotencia y resignación, ya que no es la primera vez que algún grupo neonazi, parapetado en coches, se acerca hasta los aledaños del templo para proferir insultos xenófobos y amenzas de muerte.
Nada más tener conocimiento del siniestro se desplazó al lugar Mariano Blázquez, representante de la Federación de Entidades Evangélicas de España (Federe). Blázquez condenó el atentado contra la iglesia y pidió 'ayuda y colaboración al Ayuntamiento de Arganda [gobernado en coalición por PSOE e Izquierda Unida] para restaurar el templo o construir uno nuevo'.
La colonia rumana de Arganda la integra un millar de personas. Una mitad pertenece a la Iglesia evangélica, y la otra, a la ortodoxa. Entre los evangélicos, explicó Blázquez, 'hay arquitectos, docentes, ingenieros, aunque aquí trabajan en lo que se puede'.
El único anhelo ahora de los devotos de esta congregación es restaurar su templo, que es alquilado, o que el Ayuntamiento les facilite un terreno para levantar ellos mismos otro con sus propias manos, sudor y, eso sí, limilitada capacidad económica. 'Si el Ayuntamiento nos facilitase terreno, el nuevo templo lo levantaríamos entre todos', aseguraba un feligrés.
Los asaltantes trataron de devastarlo todo, pero dentro de la nave hallaron sobriedad: un equipo de sonido, cuyo teclado se llevaron, cientos de sillas y el sosiego que transmitía el paisaje de una enorme pintura colocada en la pared frontal, tras el atril.
'No quemaron imágenes religiosas porque nosotros, a diferencia de los católicos, no adoramos imágenes; creemos en la posibilidad de una relación directa con Dios mediante un compromiso de vida cristiana conforme a los valores de la Biblia', explicó Mariano Blázquez.
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