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LA CRÓNICA
Columna
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El 'hado' ignorante

El hada ignorante es el título bajo el que ha llegado a Barcelona el último filme del turco italianizado Ferzan Ozpetek, Le fate ignoranti, uno de los éxitos de los cines Verdi el pasado invierno. Más allá del argumento y la estética de la película, interpretada por dos de los actores italianos del momento, Margherita Buy y Stefano Accorsi, lo más llamativo es ese personaje que sobrevuela una historia de amores contradictorios con su hálito de divina fantasía: el hada del título (y que en el original, fíjense, va en plural). La cosa terminaría aquí si no fuese por el reciente encumbramiento electoral de Le Pen a medio camino entre nosotros y ellos, es decir, en Francia. Como muy bien apuntaba Joan de Sagarra en su Horma de ayer, una de las consecuencias del ascenso lepenista es que los italianos, tanto los que llevaron a Berlusconi al poder como los que no, se han sentido si no satisfechos al menos descansados. Y no es ninguna boutade: exactamente lo mismo decía el lunes, en privado, uno de los periodistas italianos de trayectoria más dilatada y rigurosa, el siciliano Melo Freni: 'Berlusconi es un empresario con un concepto económico del Estado, no un político. No tiene programa y, a diferencia de Le Pen, no es un estadista; o sea, que en cuanto al peligro que representa no se le puede ni comparar. Berlusconi es simplemente un ignorante' (cabe decir, eso sí, que en Italia tachar a alguien de ignorante es bastante más contundente que aquí. En la zona del Lazio, eminentemente agrícola, es muy común oír esta lindeza dedicada a alguien a quien se quiere rebajar a la altura del betún: 'Sei ignorante come una merda di vacca').

Melo Freni es un barcelonés de Sicilia, periodista, director teatral, escritor. Muy crítico con Berlusconi...

Melo Freni (Barcellona, Sicilia oriental, 1934), además de periodista, es escritor y director teatral. Literariamente es un autor de minorías (su libro más vendido, La valle della luna, no pasó de los 40.000 ejemplares, y en España no ha sido traducido nunca), pero es de los que piensan que la literatura debe estar al servicio de la sociedad, ayudar a cambiar las mentalidades como primer paso hacia la revolución. Quizá por eso, sus ciudadanos no le han hecho mucho caso, evidentemente, a juzgar por la mayoría absoluta que actualmente permite al presidente de Forza Italia gobernar el país como el patio de su casa. Tras aprobar una serie de leyes para escapar a la persecución judicial por monopolio televisivo (es propietario, entre otras, de Mediaset, como quien dice toda la televisión que puede verse en Italia), Berlusconi la ha emprendido con la cultura: primero fue la Bienal de Venecia, después la gestión de los museos, y ahora los Institutos de Cultura en el extranjero, 10 de los cuales (con los de París, Londres y Berlín a la cabeza) ya saben que cambiarán de director porque los actuales tienen la mala costumbre de invitar a intelectuales y artistas de izquierda.

Freni, que no es precisamente un hombre de izquierda (y si ha estado en Barcelona ha sido gracias a la invitación del Instituto Italiano dirigido por Ennio Bispuri, un apasionado del cine y de otras malas costumbres), opina que esta situación no durará mucho: 'El problema de Italia no es ideológico, sino personal, y Berlusconi durará como mucho 10 años más. Es cierto que buena parte de la culpa la tienen los comunistas y su política nefasta, pero saldremos de ésta porque somos un país de gente inteligente. El problema vendrá más bien después, porque algo habrá que hacer con esa enorme masa de servidores clientelares a los que el presidente ha corrompido. La Italia de hoy es la viva imagen del enorme poder del dinero'. Freni, que entró en la RAI en 1962 ('mediante oposiciones, que quede claro'), fue jubilado en 1996, cuando dirigía la sección de opinión del telediario del primer canal, y lo agradece: 'Hoy no podría resistir entre tantos enchufados e incompetentes, empezando por Rosella , un títere que ejecuta al pie de la letra las instrucciones del Gobierno'. Situaciones parecidas vivieron recientemente los dos nombres más destacados del periodismo transalpino moderno, Indro Montanelli y Enzo Biagi, aunque con reacciones distintas.

Además de la televisón, Freni ha trabajado como columnista de diario, y de esta actividad es de donde se nutre su próximo libro, Al limite della ragione, subtitulado La Sicilia senza ironie. Además de ex democristiano, admirador de Pasolini 'por su fondo cristiano' y amigo personal de Rafael Alberti (explica: 'Fue a mí a quien pidió que le acompañase a Madrid tras 22 años de exilio en Roma'), Freni es siciliano, y eso significa todo un mundo. Para empezar, conocer a fondo la tradición literaria de la isla (Tommasi di Lampedusa, Verga, Pirandello, Lanza), pero desmarcarse de ella: 'No tengo ningún tipo de deuda con ellos'. Después, contraponerse a sus contemporáneos: 'Mis relaciones con los escritores sicilianos de hoy son de clara lejanía. A Vincenzo Consolo lo aprecio, pero se pierde en un intelectualismo barroco estéril. En cuanto a Camilleri, las tonterías que publica no hacen más que destruir todo aquello por lo que hemos luchado. Está haciendo retroceder a Sicilia mil años atrás, dando esa imagen folclórica que quieren ver los extranjeros e inventándose un falso dialecto que traiciona la verdadera lengua siciliana'. Finalmente, ajustarse a la definición que el veneciano Ippolito Nievo dio de ellos en sus Confessioni di un italiano, tras desembarcar en la isla con Garibaldi: 'Al siciliano hay que quererle y comprenderle por las cosas que calla y por las que no dice'.

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