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Dos artistas nórdicos ironizan sobre la arquitectura de los museos

Michael Elmgreen e Ingar Dragset exponen en la Sala Montcada

Ironizan sobre los museos y ponen al descubierto sus contradicciones. Michael Elmgreen (Dinamarca, 1961) e Ingar Dragset (Noruega, 1969) trabajan juntos desde 1995 realizando piezas escultóricas que reproducen partes del museo moderno que sitúan fuera de contexto. Con ello, cuestionan los parámetros arquitectónicos utilizados desde el último cuarto del siglo pasado en estos equipamientos culturales.

Elmgreen y Dragset piensan que cada museo debería adaptarse específicamente a su entorno habitual y al tipo de soporte que exhibe. Estas ideas se plantean en la pieza Museum con la que han transformado la Sala Montcada de la Fundación La Caixa. La exposición pertenece al ciclo Mínimo Denominador Común, cuyo comisario es Chus Martínez.

Elmgreen y Dragset no entienden por qué el mismo modelo de museo tiene que servir para cualquier ciudad. 'En Barcelona, el Macba está construido pensando en una clase e intensidad de luz que puede darse en Estados Unidos, pero no aquí', explican. Los dos artistas analizan las convenciones del espacio expositivo de acuerdo con los criterios impuestos en el concepto Cubo blanco, término acuñado en la década de 1970 para definir un modelo arquitectónico neutro. Chus Martínez considera que el trabajo de los dos artistas 'es, a diferencia de otras propuestas críticas contra las instituciones museísticas, una manera de tomar conciencia de que en muchos casos los museos sólo están pensados para perpetuar su propia lógica interna, dejando de lado a los artistas y al público al que se dirigen'.

Fracaso

Los dos creadores creen que existe actualmente una disfunción de los museos. 'Aparentemente, su función es educar a la gente, pero han fracasado en este objetivo. En países con una importante red de museos, la gente acaba votando a Le Pen o a Berlusconi', dice Michael Elmgreen.

La pareja artística ha colocado una claraboya con luz propia en la Sala Montcada. 'Con frecuencia este tipo de elemento se encuentra en muchos museos. Pero, también en muchas ocasiones, es cubierto para que no entre la luz. A nosotros nos parece un contrasentido'. Junto a esta intervención han colocado la palabra Museum, 'lo que hace que la Sala Montcada adquiera otro estado ya que la denominación museo legitima el contenido', explican.

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La intervención -aunque ellos definen sus obras como esculturas- se completa con una caja de embalaje de la que sale un líquido que parece indicar que la pieza se ha roto y se está desparramando sobre el suelo y otro elemento de la sala que han transformado en pieza. 'Cuando vimos el extintor rojo colocado en la pared explicamos que no trabajábamos con esos colores y que habría que quitarlo. Nos dijeron que era imposible. Entonces decidimos arrancar la pared'. El extintor se presenta fijado en el revestimiento de madera que recubre las paredes de la sala. Al haberlo cortado se observa la estructura real del espacio, lo cual para los artistas representa un elemento de coherencia con el discurso que desarrollan.

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