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Reportaje:

'La puerta de la humillación'

En un lento goteo y acompañados por un franciscano, otros 26 palestinos salen de la Natividad con la camisa levantada

Jorge Marirrodriga

En un lento goteo, de uno en uno, y siempre acompañados por un fraile franciscano, 26 palestinos abandonaban ayer el complejo de la Natividad por la llamada puerta de la humillación, un acceso de reducidas dimensiones construido así precisamente para dificultar la entrada de conquistadores. Soldados israelíes parapetados tras sus vehículos obligaban a los palestinos a quitarse las chaquetas, y en algún caso levantarse las camisas, para comprobar que no llevaban explosivos adosados al cuerpo. Un ritual que se repite constantemente en los controles de Cisjordania. Posteriormente, los soldados examinaban sus documentos de identidad y los iban introduciendo en un autobús, desde donde eran trasladados a un campamento militar para ser interrogados. La mayor parte de los palestinos que ayer se entregaron son civiles, aunque también hay miembros de la seguridad palestina, entre ellos un alto oficial, según informó el Ejército israelí.Se trata del grupo más numeroso de personas que salen de la iglesia desde que el pasado 2 de abril milicianos armados palestinos irrumpieran en el templo y fueran rodeados por el Ejército israelí que en ese momento estaba ocupando Belén. En otro signo que hace pensar en una pronta resolución del conflicto, los negociadores palestinos volvieron a sentarse frente a los militares israelíes para encontrar una salida pactada al asedio del que mañana se cumple un mes. La cuestión central sigue siendo el destino de los 30 milicianos armados y atrincherados en el interior del recinto. 'No aceptaremos que nadie de los que están dentro de la iglesia tenga que marcharse al exilio', recalcó el ministro de información palestino, Yasir Abet Rabo, quien también se negó a que alguno de los milicianos palestinos fuera detenido y juzgado en Israel.

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Entre los frailes del interior de la Natividad existe una creciente preocupación por el estado del agua que están bebiendo las casi 120 personas que quedan en el interior, según señalaron fuentes de la orden religiosa. Además de un pozo -del que no se puede obtener agua por falta de elec-tricidad- existen varios depósitos donde el agua lleva estancada casi un mes. 'Están muy preocupados porque en esas condiciones pueden contraer cualquier cosa, como el tifus', señalaron las mismas fuentes, que reconocieron que las condiciones de alimentación habían mejorado después de que el Ejército israelí hubiera empezado a cumplir la orden del Tribunal Supremo de facilitar alimentos a los frailes, comida que éstos comparten con los palestinos.

El Ejército israelí, en una rueda de prensa celebrada desde el cuartel general que ha montado en las cercanías del complejo religioso, mostró ayer imágenes de la Natividad en las que se puede observar a milicianos palestinos vestidos con hábitos de monja mientras patrullan los edificios. Los militares hicieron gala de la gran cantidad de información que poseen sobre la situación en el interior del edificio. Según su versión, la mayor parte de los palestinos están alojados en el convento católico del complejo religioso, existe también uno armenio y otro ortodoxo. Las unidades de élite que rodean la Natividad están formadas en gran parte por soldados drusos, no judíos y que además hablan árabe, y equipos especializados en el rescate de rehenes. La salida de los civiles y policías palestinos se produjo horas antes de la llegada a Israel del enviado especial de Juan Pablo II, el cardenal francés Roger Etchegaray, quien está previsto que aterrice hoy en Tel Aviv. Etchegaray, con una larga experiencia en negociaciones difíciles, llega con la misión de desbloquear el asedio que se ha prolongado ya durante casi un mes.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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