Genaro Orta, el político
- El 11-S y la Feria. El 11-S del siglo XVIII fue el terremoto de Lisboa. Europa confiaba en la razón y en la bondad de la naturaleza. En eso la naturaleza se puso flamenca, y destruyó, ñaca, la Lisboa ilustrada del Marqués de Pombal, con un terremoto. Ese seísmo es, tal vez, el suceso más escrito en el siglo. Voltaire tiene poemas al uso sobre el terremoto. Casanova interrumpe su diario de prisión en Los Plomos de Venecia para comentar el terremoto. Son escritos absolutamente pesimistas. Pero el terremoto tuvo también su lado cachondo. El temblor hizo que algunas zonas sumergidas de Huelva salieran a la superficie. Ése fue el caso de un trozo de tierra que ocuparon pescadores de Canet y Mataró. Lo llamaron la Figuereta. Luego, la Higuerita. La Higuerita sufrió unas pestes terribles en el siglo XIX. La reina María Cristina se estiró y donó al municipio unos miles de reales, para que espabilara. Los del pueblo cambiaron el nombre al pueblo, que pasó a denominarse Isla Cristina. En la Feria hay una caseta de la A. C. A. Amigos de Isla Cristina -donde, por cierto, se come de película-. Y, en la entrada, un chiringuito del Ayuntamiento de Isla Cristina. Y en el chiringuito, Genaro Orta, (Isla Cristina, 1971), segundo teniente de alcalde y concejal de turismo, deportes, playas, medio ambiente y pesca del Ayuntamiento de Isla Cristina por el Partido Andalucista, mayoría absoluta en el pueblo.
- Vida de Genaro. Su abuelo era cochero para la familia Cavot, 'los apoderados del pueblo', los que cortaban el bacalao. Su padre empezó también como conductor de coches emblemáticos -'conducía una ambulancia'. Ahora tiene una gasolinera. Genaro está casado, 'pero viajo tanto que mi mujer me va a pedir el divorcio'-. Y, profesionalmente, es profesor de educación física. Le ha dado mucho al deporte. El primer viaje que hizo fuera de Andalucía fue, precisamente, a Barcelona. 'Para los Campeonatos de España de Atletismo'. 'Quedé quinto en cadetes'. 'En el estadio no me enteraba de nada, porque los avisos de la megafonía era en catalán. Y eso que era un campeonato de España'. 'Conforme he ido viniendo más veces por aquí, he ido comprendiendo más cosas sobre ese tema'. Ha venido a la Feria para 'apoyar a la asociación'. 'Hace tres años invitaron al Ayuntamiento a conocer la feria'. 'Este año, la A. C. A. Amigos de Isla Cristina va a abrir dos nuevos locales, en Sabadell y en Poble Nou, y nos han pedido que venga el alcalde para la inauguración y para apoyar la Feria'. Cuando acabe la feria, Genaro se va a promocionar su pueblo -'la lonja más importante de Andalucía'- a Bilbao y Londres. 'El expositor, lo hemos estrenado en la Feria'.
- Pausa publicitaria. En eso que suena su móvil. Un comando de autoridades se está acercando a su chiringuito. Volvemos al chiringuito pitanto. Cuando llegamos, nos topamos con el alcalde Clos y con Josep Maria Sala, ideólogo del aparatchik, que estos días ha instalado su segunda residencia en la Feria. Hola y adiós. Casi se cruzan con el megaconseller Artur Mas, que trae tantas insignias sobre la solapa -una mare de Déu andaluza, una bandera andaluza, etcétera- que escora a estribor por segundos. A diferencia de Clos, Mas, con un par, se mete en la caseta y come de todo mientras da ese golpe seco de cabeza cada cierto tiempo. Con cada golpe -¿le bizarre coup Mas?- le tiembla el tupé y su boca modula la palabra sí. Sí es la palabra mágica del poder. Mas tiene un estilo propio para decir que sí. Este chico igual llega lejos.
- La Feria. Pasada la alerta roja, volvemos a hablar de la Feria. 'Me he dado cuenta de que los organizadores, emigrantes andaluces, son catalanes. Cuidan mucho la imagen, estar aquí, la unión, que esto sea de todos', y de los políticos que hemos visto en la feria. 'Los políticos hacen política. Cualquier acto es política, aunque lo hagan de voluntad'. 'El peso de los andaluces es muy grande en Cataluña. Y las elecciones, je, je, se aproximan'.
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