El paripé del PP

Me ha llegado una carta del excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, en la que me invitan a unirme a un programa de atención a la mujer para mejorar mi estado de salud en la etapa de la menopausia. ¡Me encanta que mis gobernantes se acuerden de mí!

No es la primera vez que se preocupan de mi condición de mujer de 48 años, ama de casa apuntada al paro y a estas alturas sin posibilidad de encontrar un trabajo, a pesar de que alguna vez me han llamado del Inem para insertarme en programas de formación laboral.

Un día me llamaron para darme un curso de limpieza, ¡gran curso éste! Dijeron que me enseñarían a limpiar y a utilizar los productos de limpieza (a buenas horas, mangas verdes). ¿Pero qué creen que he estado haciendo los últimos 20 años en casa?

La siguiente propuesta me seducía más: se trataba de unos cursos de informática, y me presenté tan contenta con mi carta de citación, pero mi sorpresa fue que hacían una especie de examen para ver si sabías algo de esta materia. ¡Señor mío, si me van a dar un curso de informática es porque no sé! Así que como no respondí a las preguntas que pusieron, no me llamaron nunca. Supongo que no confiaron en mi capacidad de aprendizaje.

Hace unos días se volvieron a acordar de mí. Esta vez era para algo lúdico: se celebraba el Día de la Mujer (lo de trabajadora ya lo han quitado), y para agasajarnos, el centro cultural del barrio organizó algunas actividades. Éstas se redujeron a la proyección de una película y a un coloquio sobre ella.

La película era tan borrosa que apenas se distinguían los actores; y en una sala tan pequeña, que la gente estaba de pie, el coloquio resultó de lo más aburrido, ya que las personas que lo dirigían no tenían ni idea. Así que ante lo que parecía una tomadura de pelo la gente se fue marchando.

Pero, eso sí, en este centro cultural de Carabanchel Alto existe un servicio público de:

- Asesoramiento, información y orientación sobre recursos dirigidos a mujeres (asociaciones, apoyo psicológico, empleo, formación...).

- Actividades y talleres gratuitos de desarrollo personal que promueven la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

¿A que suena bien? Pues si yo quisiera asistir a los cursos de formación de informática, inglés, fotografía... me costarán 4.000 pesetas (24 euros) al mes, precio algo alto para un centro cultural de barrio obrero. Ahora, si lo que quiero es bailar el chachachá, las sevillanas, etcétera, entonces sí, estos cursos me los darían casi gratis. ¿Quién sabe si me podría ganar la vida con eso del baile?

Por todo esto, me temo que el programa de menopausia sea otro paripé de 'hacemos que hacemos algo y no hacemos nada'. Si de verdad quieren hacer algo con mi menopausia, que agilicen la sanidad y que me atienda pronto mi ginecólogo, así al menos no gastaremos dinero a lo tonto.