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Latina quiere un hospital

Los vecinos luchan por acercar su centro asistencial de referencia, que actualmente está ubicado en Moncloa

'Latina es un distrito de clase media: viven sobre todo funcionarios y militares, por lo que no es conflictivo. En ese sentido es un distrito conservador. Bueno, en ese sentido y también en el político, porque el que ha tenido más votos soy yo'. El popular Antonio Moreno, concejal-presidente del distrito más poblado de la capital (257.263 habitantes censados, pero unos 300.000 de hecho), habla en la Junta Municipal, uno de los pocos edificios modernos que arquitectónicamente llaman la atención.

El urbanismo de Latina -por mucho que Goya tuviese su quinta allí- no es precisamente una fuente de inspiración. 'Hay partes en las que se vuelven locos a los carteros', reconoce el concejal del PP. Los siete barrios en los que se divide (Los Cármenes, Puerta del Ángel, Lucero, Aluche, Campamento, Las Águilas y Cuatro Vientos) se formaron a base de colonias laberínticas de los castellano leoneses (casi 34.000 personas), los castellano manchegos (24.000) y los extremeños (16.000) que inmigraron a mediados del siglo XX para trabajar en la capital, y de los militares de los cuarteles ubicados a ambos lados de la carretera de Extremadura, la N-V.

La semierradicación del chabolismo y la Cuña Verde son las bazas electorales del PP
Dos planes urbanísticos cambiarán su fisonomía: Carabanchel y Campamento

Latina es un distrito tranquilo, que se moviliza por tener un hospital. 'Ése ese uno de los principales problemas del distrito', asegura la concejal del PSOE Noelia Martínez. Y no sólo porque su hospital de referencia (el Clínico) está lejos (plaza de Cristo Rey, Moncloa), sino también porque 'hay un número muy alto de personas mayores de 60 años [58.054], que son los potenciales usuarios', explica Martínez. Julio Misiego, concejal de IU, añade: 'Tan sólo hay un centro de especialidades'.

Sin embargo, las movilizaciones de los vecinos para lograr que el Hospital Militar Gómez Ulla (en Aluche) se ceda a la sociedad civil, o para que en los terrenos de la cárcel de Carabachel (en parte ubicada en Latina) se construya el deseado hospital, han sido infructuosas. En abril de 1999, la decena de asociaciones que aglutina la coordinadora vecinal organizó una consulta y logró que 33.000 personas la apoyaran. Pero Moreno es tajante: 'El tema no me corresponde a mí. Por eso les digo que lo reclamen a la Comunidad, que es la que tiene las competencias en Sanidad'. 'Además hay un convenio por el que en el Gómez Ulla atienden las urgencias y ofrece 200 camas. ¿No es bastante? Bueno, a mí también me gustaría que fuera más', dice convencido de que este centro 'terminará siendo civil' cuando dentro de dos años el Hospital del Aire sea el único centro militar.

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Latina es un distrito residencial y bastante seguro. 'Se quitan móviles, se roba el interior de algún vehículo y de vez en cuando algún piso. Pero no hay delincuencia organizada, los que cometen los delitos son básicamente yonquis y marginados', según fuentes policiales. De hecho, el número de delitos del distrito (17 por cada 1.000 habitantes el año pasado) está por debajo de la media de la capital. Las únicas zonas conflictivas son, según la policía, el intercambiador de Aluche (donde confluyen dos líneas de metro, una de cercanías y 36 de autobuses) y la cercana al pabellón de la Cruz Roja ubicado en la avenida de Portugal, próxima al barrio de Puerta del Ángel. 'En el intercambiador se debe a la cantidad de gente que pasa diariamente por allí. Son las típicas tonterías: peleas entre menores o pequeños robos'. Y la segunda, por el trasiego que hay a los albergues (uno para inmigrantes y dos para indigentes) o al centro dispensador de metadona ubicados en la Cruz Roja. La policía mantiene que 'es más el miedo de los vecinos que los delitos reales que se producen'.

Aun así hay una fuente de preocupación: los delitos que cometen, sobre todo los menores, muchos de ellos inmigrantes. 'Lo que antes era un fenómeno aislado se está conviertiendo en un problema', dice Martínez. 'Faltan medidas integradoras para los inmigrantes' [casi 6.000 censados].

Latina se quitó un gran peso de encima cuando el Ayuntamiento desmanteló los dos poblados de infraviviendas que había: Jauja (a finales de 1999) y el Cerro de la Mica (en abril de 1998), que concentraban casi 400 chabolas en los barrios de Los Cármenes y Lucero. A algunos de sus habitantes se les trasladó provisionalmente a Las Mimbreras, un poblado marginal que nació en 1995 con 39 viviendas prefabricadas, y que se ha convertido en un aislado gueto en el barrio de Cuatro Vientos (territorio casi exclusivamente militar en el que apenas viven un millar de vecinos y que cuenta con el aeródromo más antiguo de España). A esa primera fase de realojamiento, que actualmente se está desmantelando, le siguió una segunda en 1998 con la construcción por parte del Ayuntamiento de 72 casas bajas. 'Es algo provisional. El problema es que viven de la chatarra y no se quieren realojar en pisos', dice el concejal-presidente del distrito.

Moreno ha hecho de la semierradicación del chabolismo y de la construcción de la Cuña Verde su gran baza electoral: un parque de 55 hectáreas ubicado donde antes estaban los dos poblados chabolistas, y en el que el Ayuntamiento ha invertido casi 30 millones de euros. Es un parque que se comenzó a construir en 1991 y que ha lanzado por las nubes los precios de los pisos de alrededor.

'Aunque sea la joya de la corona de Moreno, ya estaba proyectado por el PSOE a principios de los años ochenta. Y ya veremos cuándo lo terminan, porque ahora sólo están los bordes acabados. Y en el centro sólo hay tierra removida', asegura Álvaro Antonio Avueitah, vicepresidente de la Asociación de Vecinos Aluche.

Aun así, los vecinos de Latina no se quejan de zonas verdes: cada barrio cuenta con un parque. Además tienen la Casa de Campo, que, aunque administrativamente no les pertenece, la han hecho suya. Son precisamente las asociaciones de Batán (Lucero) y Alto de Extremadura (Puerta del Ángel) las que llevan la bandera para que el Ayuntamiento busque un lugar alternativo a la prostitución de la zona.

Lo que realmente va a cambiar la fisonomía del distrito son la dos grandes operaciones urbanísticas que hay en marcha: el nuevo barrio de Carabanchel, que ocupa parte de Latina y en el que está prevista la construcción de 5.000 viviendas en el barrio de Cuatro Vientos, y la operación Campamento, un proyecto por el que nueve millones de metros cuadrados pasarán de manos militares a la sociedad civil. Son dos operaciones que preocupan a los vecinos que diariamente tienen que conducir a lo largo de los ocho kilómetros de atasco en que se convierte la N-V, porque a pesar de que el metrosur llevará el transporte público a Campamento y Cuatro Vientos, temen que los atascos (130.000 coches pasan diariamente por allí) sean mayores con el aumento de población.

'La operación Campamento es uno de los temas que más nos preocupa porque debería reservarse espacio para viviendas públicas e incentivar que la gente joven se quede a vivir aquí', asegura el concejal de IU Misiego. Y la socialista Martínez coincide: 'En la planificación que hace el PP se ve claramente que el suelo se destina a contruir viviendas y más viviendas, no precisamente accesibles para los más jóvenes, y que dedican muy poco suelo a la construcción de equipamientos o para descentralizar la ciudad'.

Parques de alta tensión

Latina podría presumir de parques -cada barrio cuenta con uno- si no fuera porque sobre sus paseantes penden los cables de alta y media tensión. 'Esto ha dejado de ser un problema estético para convertirse en un problema sanitario de primer orden', asegura el concejal de IU, Julio Misiego. Y es que en el parque de Aluche, el de Tres Cruces e incluso la Cuña Verde (las 50 hectáreas que hasta finales del pasado siglo ocupaban los poblados chabolistas de Jauja y el Cerro de la Mica), además de árboles hay plantadas unas enormes torres de alta y media tensión. El pasado 22 de marzo y tras una gran presión del movimiento vecinal, el Ayuntamiento, el Gobierno regional e Iberdrola firmaron un convenio para enterrar las de la Cuña Verde, una de las que más preocupan en la zona, porque pasaban a menos de siete metros de unas viviendas ubicadas en la calle de Seseña. Las obras comenzarán en mayo. Enterrar 1.028 metros de líneas de alta tensión y 992 metros de media tensión costará casi 1,2 millones de euros. 'Hemos estado a punto de perder la subvención que nos daba la Comunidad para enterrar estas líneas', asegura la concejal socialista, Noelia Martínez, quien denuncia que, además de las líneas, hay transformadores 'pegados a las casas de Puerto Chico (Aluche)'. En la protesta contra la alta tensión están implicados los vecinos de la zona. 'El Ayuntamiento de Madrid, especialista en la política de maquillaje, elude los verdaderos problemas que afectan a los ciudadanos y a su calidad de vida. Los cables de alta tensión son un claro ejemplo', asegura Álvaro Antonio Avueitah, vicepresidente de la Asociación de Vecinos Aluche. Una asociación que, con la coordinadora, cree que los cables no es lo único que debería enterrarse: también sería necesario el soterramiento de las líneas 5 y 10 del metro.

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