Los 64 principales cargos del PP vasco ocuparán segundos puestos en las listas locales más difíciles

La dirección nacional del PP ha dado el visto bueno a una propuesta de la cúpula del partido en Euskadi para implicar en las próximas elecciones municipales en el País Vasco a sus 64 cargos principales en esa comunidad, es decir, a todos los parlamentarios nacionales por Euskadi, diputados autonómicos y junteros. El PP quiere subrayar así un cierto giro vasquista, evitando el aterrizaje de candidatos ajenos a Euskadi, y también que sus actuales concejales en los municipios más acosados por el terrorismo se sientan arropados por los cargos más protegidos y que viven de la política.

El PP ha puesto en marcha un plan específico para preparar las próximas elecciones municipales en el País Vasco. El primer objetivo de ese programa es aumentar el número de listas a presentar en esa comunidad. En los comicios de 1999 se completaron 190 candidaturas de las 251 posibles. El PP ya sabe, a estas alturas, que ese tope será superado. Y que su campo de actuación desbordará el 90% del censo de votantes.

El siguiente paso se ha fijado en mejorar los resultados. Entonces, además de arrancar al nacionalismo por primera vez el gobierno de instituciones tan emblemáticas como el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación de Álava, el PP sumó 223 concejales. Las aspiraciones del PP pasan ahora por incrementar ese cupo de ediles y sobre todo por no perder el control, en coalición con el PSE, del consistorio de Vitoria y la diputación alavesa.

Los populares creen que el PNV se volcará en la recuperación de esas instituciones para promover en el futuro nuevas iniciativas de corte soberanista o en el camino de una mayor autodeterminación hacia la firma de un segundo Pacto de Estella. Es lo que Jaime Mayor Oreja, el líder del PP en Euskadi, denominó el viernes en Burgos como 'una nueva ofensiva nacionalista para la reconquista de Álava'. El PP espera seguir contando tras las elecciones con el apoyo del PSE que lidera en Álava Javier Rojo.

Nuevo esfuerzo

La dirección del PP ha reclamado un nuevo esfuerzo al partido en Euskadi para intentar llegar en esos comicios a los municipios más difíciles, en los que ahora no se cuenta siquiera con representación alguna o en todo caso con uno o dos ediles que no se atreven en muchos casos a acudir a las comisiones y tampoco a los plenos. El ejemplo prototipo de esa situación es Hernani.

La dirección del PP en Euskadi, encabezada por Carlos Iturgaiz, ha acordado con los responsables nacionales del partido una idea para arropar mejor a esos candidatos de los municipios gobernados por el nacionalismo radical. El PP reclamará a sus principales cargos en Euskadi, los siete diputados nacionales, sus cinco senadores, los 19 parlamentarios autonómicos y los 33 junteros de las tres Diputaciones, que ocupen puestos destacados en las listas (segundo o tercero) municipales.

El PP intentará por todos los medios que sus actuales candidatos de esas localidades repitan en sus puestos. Y ni Jaime Mayor ni Carlos Iturgaiz descartan figurar en alguna de esas papeletas. El PP pretende, además, que esos candidatos, si salen elegidos, acudan al menos una vez al mes a esos ayuntamientos para asistir a los plenos. El PP ni reniega ni rechazará de nuevo en esas elecciones la irrupción de aspirantes de otras comunidades, pero quiere implicar más en esas primeras posiciones a sus políticos vascos más protegidos y profesionales.

El PP reconoce pocas posibilidades de cambiar a los actuales gobernantes de Bilbao o incluso de San Sebastián, donde repetirán como candidatos populares Antonio Basagoiti y María San Gil. Precisamente la dirigente donostiarra es la que todo el partido apunta como futura sustituta en el liderazgo de Mayor Oreja, que no dejará Euskadi para retornar a la política nacional hasta después de esas elecciones locales. Numerosos dirigentes del PP consultados, en Euskadi, en Madrid y que forman parte del Gobierno de José María Aznar, aseguran que Mayor ya no se reintegrará como ministro en esta legislatura en ningún posible ajuste del Ejecutivo. Entre otras razones porque casi coinciden en el tiempo con el verano de 2003, en el que Aznar descubrirá el candidato que le sucederá en 2004.