'A veces se produce un gran desfase entre la investigación y la práctica clínica'
Christian De Duve, uno de los padres de la investigación básica en biomedicina y ganador del Premio Nobel de Medicina, ha viajado recientemente a Madrid para inaugurar el ciclo de conferencias Diálogos con los Nobel, organizado por CosmoCaixa, el Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa. Duve admite que, si bien actualmente la investigación básica en biomedicina está avanzando a pasos de gigante, 'a veces se produce un gran desfase entre ese gran caudal de conocimientos y su aplicación a la investigación y práctica clínicas'.
Sus trabajos llevaron al descubrimiento del glucagón, la segunda hormona pancreática
En la década de los 40 investigó los mecanismos de acción de la insulina
La investigación básica en biomedicina, realizada en el laboratorio como paso previo e ineludible para su aplicación en humanos, ha experimentado en las últimas décadas del siglo XX un avance revolucionario gracias en gran medida a las modernas técnicas de la biología molecular, que ayudan a desentrañar el complejo funcionamiento del ciclo celular. Uno de los padres de esta línea de investigación científica es el británico de origen belga Christian de Duve, que fue distinguido en 1974 con el Premio Nobel de Medicina por sus investigaciones sobre la organización estructural y funcional de la célula.
De Duve, que sigue en activo a sus 84 años y ha viajado recientemente a Madrid para inaugurar el ciclo de conferencias Diálogos con los Nobel, organizado por CosmoCaixa, el Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa, admite que, si bien actualmente la investigación básica en biomedicina está avanzando a pasos de gigante, 'a veces se produce un gran desfase entre ese gran caudal de conocimientos y su aplicación a la investigación y práctica clínicas'.
Este fenómeno, que es universal, según puntualiza el premio Nobel, 'es también arduo y complejo, por cuanto el paso de un ámbito a otro exige la inversión de millones y millones de euros o de dólares, procedentes de financiación pública y privada'.
A su juicio, esta experiencia es muy bien conocida por la industria farmacéutica, que invierte cifras astronómicas en una molécula destinada al tratamiento o prevención de enfermedades y que corre el riesgo de ser retirada por su toxicidad y falta de efectividad en cualquiera de las fases de la investigación e incluso una vez que ha pasado a la práctica médica.
El estudio de las técnicas fraccionarias dirigidas a aislar los distintos compartimentos y estructuras celulares por De Duve culminaría en el descubrimiento de los lisosomas y peroxisomas, unos componentes de la célula que contienen enzimas esenciales para las reacciones bioquímicas que se producen en el organismo. Mientras los lisosomas participan en la función digestiva de la estructura celular, los peroxisomas intervienen en el metabolismo del oxígeno de la célula.
'Una más profunda comprensión del funcionamiento de la maquinaria celular nos ayudará a conocer mejor las formas de reparar las alteraciones que pudieran producirse en ella. La identificación de los lisosomas y peroxisomas está teniendo una gran trascendencia clínica en patologías genéticas poco frecuentes, como las enfermedades de Sachs y de Gaucher, que son monogénicas, esto es, producidas por un solo gen', explica De Duve.
El investigador británico, que comparte su actividad científica entre la Universidad de Lovaina (Bélgica) y la Universidad Rockefeller de Nueva York (EE UU), fundó en 1974 el Instituto Internacional de Patología Celular y Molecular, un centro de investigación situado en Bruselas y financiado con fondos públicos (la Comisión Europea y diversas universidades) y privados (la industria farmacéutica y algunas donaciones).
De Duve explica que su fascinación por el estudio de la organización funcional de la célula se originó tras observar que 'esta estructura, como cualquier organismo, se compone de diferentes órganos con distintas funciones'. De este modo, se comenzó a comprender la estructura anatómica de la célula, pero no fue hasta la aparición del microscopio electrónico cuando empezaron a conocerse mejor sus funciones.
'Si sólo vemos la anatomía de la estructura celular, no sabremos cuáles son sus diferentes funciones. Fue hace varias décadas cuando Albert Claude, con quien tuve el placer de compartir el Premio Nobel, diseñó una técnica que permitía estudiar las células del hígado, basada en la centrifugación a baja velocidad. Así pudieron observarse las pequeñas estructuras que componen la célula. A partir de ahí yo desarrollé y perfeccioné la técnica de Claude, que me condujo al conocimiento de los lisosomas y peroxisomas'.
El Premio Nobel de Medicina de 1974 fue otorgado ex aequo a este investigador de la Universidad de Lovaina y a los científicos de la Universidad Rockefeller Albert Claude y George Palade, por sus aportaciones al conocimiento de las distintas partes que componen la estructura celular y sus funciones.
En la década de 1940 De Duve orientó sus conocimientos bioquímicos hacia el estudio del mecanismo de acción de la insulina, una hormona segregada por las células beta de los islotes pancréaticos de Langerhans, que se encarga de regular el metabolismo de las proteínas, las grasas y, fundamentalmente, de los hidratos de carbono o azúcares que se incorporan al organismo mediante la alimentación.
Los esfuerzos de De Duve en esta área de investigación le condujeron al descubrimiento del glucagón, la segunda hormona pancreática, también secretada por los islotes de Langerhans, cuya acción es hiperglucemiante, es decir que provoca un aumento de los niveles de glucosa en la sangre, justamente el efecto fisiológico opuesto al de la insulina.
Entender para curar mejor
Desde que Christian de Duve creó en Bruselas en 1974 el Instituto Internacional de Patología Celular y Molecular, 'este centro, que dispone de un personal de 250 científicos, está trabajando en investigación biomédica bajo el lema Entender mejor para curar mejor. Esto significa que cuanto más profundicemos en los conocimientos básicos de la biomedicina, mejor sabremos luego trasladarlos a la clínica. La investigación básica es una pieza crucial de todo proceso científico que, cuanto más cercana esté a la investigación clínica, antes podrán aplicarse sus resultados a la medicina', explica el premio Nobel.
Así, los objetivos prioritarios del Instituto Internacional de Patología Celular y Molecular son, de acuerdo con las palabras de su fundador, desarrollar y ahondar en los conocimientos básicos en disciplinas como la inmunología, la genética o la virología, para después poder trasladarlos a la comprensión de los mecanismos de la patología celular y molecular.
'Estas líneas de investigación', añade el investigador británico, 'están teniendo un amplísimo campo de aplicación en el estudio de procesos tan complejos como el cáncer, las enfermedades autoinmunes o la arteriosclerosis'.
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