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Bill Gates predice el final del programa Windows si la justicia estadounidense sanciona a Microsoft

El presidente del gigante informático defiende su modelo en su comparecencia ante el juez

Bill Gates defendió ayer su manera de hacer negocios y los métodos que ha empleado para convertir Microsoft en la compañía informática más importante del mundo, por mucho que la justicia haya considerado monopolistas muchas de sus estrategias. Gates se sentó en el banquillo por primera vez en los cuatros años de proceso judicial contra la compañía y pronosticó el fin de Windows si las sanciones son muy severas.

El presidente de Microsoft acusó a algunos fiscales de querer obligarle a compartir lo que es suyo (como el código fuente de sus programas) y predijo la desaparición del sistema operativo Windows si las sanciones de la justicia son tan severas como pretenden algunos Estados. De los 18 que en un principio presentaron la demanda contra la compañía, sólo nueve la mantuvieron. El Gobierno estadounidense y el resto llegaron a un acuerdo extrajudicial.

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Era la primera vez que Gates subía las escalerillas de un tribunal en el interminable proceso en contra de su compañía. De hecho, muchos consideran que su derrota en la primera parte del proceso se debió en parte a la obsesión de los abogados de su compañía por proteger a su jefe y evitarle la comparecencia ante el juez.

Para no cometer dos veces el mismo error, han sido sus abogados los que le han incluido en la lista de testigos en esta fase del juicio en la que debe decidirse cuál es la sanción adecuada para los delitos cometidos, demostrados y ratificados por un tribunal de apelaciones; al mismo tiempo, ese tribunal consideró desproporcionada la condena inicial que pretendió segregar la compañía en dos empresas independientes.

Las sanciones que pretende imponer la acusación, según Gates, le obligarían a aceptar 'una transferencia masiva de los derechos de propiedad intelectual de Microsoft' a sus competidores. Los fiscales quieren que Microsoft comparta el código fuente de su sistema operativo para que otras empresas puedan diseñar programas y aplicaciones tan compatibles con Windows como las de la propia compañía.

Otra sanción propuesta busca reducir Windows a la mínima expresión y extraer de él todo aquello que no forme parte esencial del sistema. Para Gates, ese castigo 'causaría un gran daño a Microsoft, a otras compañías que trabajan sobre los productos de Microsoft y también a los consumidores y las empresas que emplean ordenadores'. Según Gates, reducir Windows sería 'como retrasar el reloj diez años'.

En un alarde de tremendismo, Gates vaticinó el fin de Windows si la justicia acepta la propuesta de sanciones de los fiscales que impulsan la demanda. Según él, si los requisitos que pueden imponerse a la empresa hubieran estado vigentes a principios de los 90, Windows 95 nunca habría existido.

Bill Gates y su esposa, Melinda, llegan al Tribunal de Apelaciones en Washington en su primera comparecencia en el <b></b><i>caso Microsoft.</i>
Bill Gates y su esposa, Melinda, llegan al Tribunal de Apelaciones en Washington en su primera comparecencia en el caso Microsoft.REUTERS

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