Minutaje y torería
A las nueve menos cuarto finalizó la corrida que había empezado a las seis. Un minutaje excesivo, debido a varias causas: dos toros devueltos a los corrales, desaciertos estoqueadores y faenas larguísimas (hasta cinco avisos sonaron), debidas casi siempre a que después de tres o cuatro muletazos era preciso dejar reposar a los inválidos de Capea, para ver si podían tomar otra vez la muleta. Y menos mal que allí había tres diestros con capacidad y torería para complacer al respetable, cuya fuerza en los carteles debería servirles para solicitar otro tipo de corridas.
El encierro, a nombre de su esposa e hijos, de quien fuera gran figura del toreo Niño de la Capea, no pudo complacer a nadie por su absoluta falta de fuerzas. Un indudable fondo de nobleza sí tenían, pero de poco les servía, porque esa debilidad no les dejaba dar un juego acorde con su condición.
Lorenzo / Joselito, Tomás, Morante
Cinco toros de Carmen Lorenzo (el 4º como primero sobrero), y uno de Pedro y Verónica Gutiérrez (segundo sobrero, en 5º lugar), desiguales de presencia, nobles e inválidos. Josélito: ovación tras aviso y ovación con algunos pitos. José Tomás: oreja tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso. Morante de la Pueba: aplausos tras aviso y ovación tras aviso. Plaza Monumental. Casi tres cuartos de entrada. Barcelona, 21 de abril.
Joselito tardó en acoplarse con el flojo y tardó primero, pero cuando lo hizo instrumentó algunos de los mejores muletazos de la tarde en una extraordinaria serie al natural y en un molinete de cuño belmontino. Entró bien a matar, pero no consumó el encuentro hasta el tercer envite. Estuvo muy decidido en el primer sobrero (el más toro y más entero de toda la corrida), incluida larga cambiada, lances al delantal, quite por chicuelinas e inicio del muleteo sentado en el estribo, aunque no acabase de sentirse a gusto en el subsiguiente muleteo, en el que se produjeron diversos enganchones.
José Tomás, en un primero cuya cuerna despertó sospechas y que manseó en varas, resultando luego noble pero tardo, muleteó con aseo por ambos pitones, aunque sin poder ligar los pases. Estocada y descabello dieron paso al único trofeo de la tarde. Estuvo muy bien con el flojo y nobilísimo segundo sobrero, al que corrió muy bien la mano en muletazos muy ajustados y hondos. Hubo petición de oreja.
Morente de la Puebla hizo lo que pudo con el tercero, que llegó a la muleta en estado preagónico. En el sexto, otro noble inválido, estuvo soberbio con capote y muleta. Excepcionales las verónicas de salida y también las del quite. Con la franela estuvo muy torero en los medios y con un toreo de gran calado artístico, dando aire al animal después de cada serie y exprimiéndole al máximo. Lo echó todo a perder con la espada, ya que para abatir al astado necesitó de un metisaca, dos pinchazos y un descabello, pero el regusto que había dejado por su uso de las telas hizo que recibiese finalmente una fuerte ovación, recogida desde los medios.
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