El PSE exige al PNV endurecer la actitud de los ayuntamientos contra las amenazas a ediles
Un desacuerdo final arruinaría el foro de partidos impulsado por Ibarretxe en febrero
Los socialistas vascos rechazan el borrador de la moción que la Asociación de Municipios Vascos (Eudel) debe llevar a todos los ayuntamientos para combatir el acoso y las amenazas a los concejales no nacionalistas, conforme al acuerdo de la reunión con los partidos que celebró el lehendakari el 22 de febrero. El PSE quiere acelerar la negociación, paralizada desde el 18 de marzo, y endurecer el texto de la moción. Un desacuerdo daría al traste con el foro de partidos e instituciones que Ibarretxe logró reunir el 22 de febrero y que la semana pasada abandonó el PP.
El lehendakari conoce de primera mano esta posición de los socialistas tras su entrevista del pasado viernes con el secretario general del PSE-EE, Patxi López. La Ejecutiva del PSE aborda hoy el asunto y tiene ya pedida una reunión con la Ejecutiva nacional del PNV. Es previsible que la dirección del PNV analice también hoy ese asunto.
El borrador enviado por el presidente de Eudel y alcalde de Leioa, Karmelo Sáiz de la Maza (PNV), y titulado 'Declaración de respeto a la pluralidad' resulta, a ojos de los socialistas, 'inaceptable, por ambiguo, falto de contenido y absolutamente insuficiente', según manifestó a este diario el portavoz del PSE Rodolfo Ares.
El documento sólo cita a ETA para pedirle que 'respete la voluntad de la sociedad vasca', y las referencias a la defensa de los derechos y libertades y de la pluralidad son genéricas y nunca mencionan a quienes los conculcan. En el capítulo de compromisos, desvincula esa defensa conjunta de derechos de la constitución de gobiernos muncipales. De igual modo, los foros locales que propone impulsar se refieren a un genérico amparo de 'cualquier persona' amenazada por sus ideas y a un no menos inconcreto diálogo entre 'las diferentes sensibilidades' en cada localidad.
'No responde a lo que entendemos que debe ser el desarrollo de intenciones de la reunión del 22 de febrero', señala Ares. Ese día, Ibarretxe logró por primera vez reunir bajo su presidencia a todos los partidos vascos, y de ese encuentro salieron tanto la decisión de formar la comisión vasca de seguridad como la de impulsar esta moción.
Los socialistas, que aportaron su propio borrador, exigen al PNV que el texto se endurezca, sea más explícito sobre sus objetivos -el amparo social a los concejales acosados- y afiance el compromiso de aislar a quienes no secunden la iniciativa o, cuando menos, y en palabras de Ibarretxe, de 'no gobernar ni hacer oposición' con ellos. Eudel llegó a enviar el documento a algunos Ayuntamientos, en una iniciativa frenada con prontitud.
El proceso abierto para la ilegalización de Batasuna se interpone de modo importante, tanto en esta negociación como de modo general en el tanteo de acercamiento entre nacionalistas y socialistas. Así se lo hizo saber el propio Ibarretxe a Patxi López el viernes, en lo que fue su afirmación más recurrente durante las dos horas de conversación.
Ibarretxe, cuyo recién logrado foro de encuentro se vería arruinado al cabo de sólo dos meses, tiene que conciliar los intereses de sus socios en el Gobierno -todos se disputan el voto de los abertzales -y del propio PNV. En él hay opiniones para todos los gustos sobre el alcance del contenido de la moción, sobre las acciones a que debe comprometerles y sobre el esfuerzo orgánico que el PNV debe poner, por ejemplo, en el impulso de esos foros locales de amparo a los ediles amenazados.
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