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Reportaje:

Del documento a la instalación futurista

Las exposiciones de Daniel Canogar y Carles Fontseré reflejan los distintos polos de la Primavera Fotográfica

Separadas por una planta y 36 años, las dos exposiciones que inauguraron el lunes oficialmente la Primavera Fotográfica en Barcelona representan en cierta manera los dos caminos más dispares por los que puede discurrir hoy en día la fotografía. Por una parte está la serie dedicada a México realizada entre 1966 y 1967 por Carles Fontseré (Barcelona, 1916), un magnífico ejemplo de fotografía documental en la que el autor demuestra su sensibilidad para reflejar la realidad social de aquel país. Por otra, se presenta la instalación Gravedad cero, de Daniel Canogar (Madrid, 1964), realizada a propósito para esta exposición, en la que el artista se sirve de las nuevas tecnologías para reflexionar sobre el futuro más allá de la tierra. Ambas exposiciones están abiertas hasta el 31 de mayo en el Centro de Arte Santa Mónica de Barcelona.

'De alguna manera ya todos somos astronautas', comenta Daniel Canogar en relación con esta ansia del hombre contemporáneo por alejarse físicamente de la Tierra. Un deseo que algunos, como el millonario sudafricano Mak Shutleworth, están ya en fase de realizar en lo que parece el inicio de una era de turismo espacial. En uno de los artículos del catálogo, Sally Jane Norman habla precisamente de una resolución de la ONU, de diciembre de 2001, que considera 'un derecho fundamental' el turismo planetario. Estos viajes o esta ilusión tienen en común el alejamiento de la Tierra y, en consecuencia, de la fuerza de la gravedad.

Canogar siempre se ha interesado por el proceso de desmaterialización del cuerpo a través de las nuevas tecnologias. La fotografía, en sí misma, es a su juicio una buena metáfora que explica este proceso, y él lo enfatiza con la utilización de proyecciones de imágenes a través de sofisticadas terminales de fibra óptica que funcionan también como esculturas.

La exposición consta de seis piezas relacionadas todas con el tema. Departure consiste en una serie de proyecciones sobre el suelo de imágenes áereas o desde el satélite. 'El deseo de abandonar la Tierra es algo que está implícito en nuestra cultura. Si no, ¿por qué la destruimos?', comenta. 'Por esto incluyo también algunas imágenes de la tierra bombardeada y destruida'.

La pieza central, Gravedad cero, es una panorámica circular en la que un centenar de cuerpos gravitan en el aire. La instalación, en cuyo centro se sitúa una cascada de cables de fibra óptica, puede visionarse desde el interior y desde el exterior de la panorámica, y para su realización los modelos estaban suspendidos en el aire con arneses que después, tras un retoque digital de la imagen, han desaparecido en el resultado final. 'Me interesaba crear esta acumulación de cuerpos flotantes sobre un fondo negro que buscan nuevas pautas de equilibrio', comenta. 'No lo veo como una experiencia dramática, sino que es una especie de liberación, hay un trasfondo lúdico'.

En otra obra, cuyo tema son diferentes imágenes del sol y otros cuerpos celestes, Canogar se sirve de trucos visuales para hacer desaparecer o no las proyecciones en función de la posición del espectador. 'Me interesan los parques temáticos porque utilizan la imagen de una manera que puede ser muy útil para el arte', afirma Canogar. Una de las piezas más espectaculares es Pulse of darkness, en la que el autor ha recubierto todo un muro con papel pintado en el que ha impreso imágenes repetitivas de huesos humanos. 'Buscaba que tuviera un aspecto decorativo y al mismo tiempo siniestro', explica.

La sofisticación de la obra de Canogar está en una órbita muy diferente a la de las imágenes de Carles Fontseré en Ciudad de México. 1966-1967. En este caso, las fotografías son de un tamaño mediano y en un ortodoxo blanco y negro. Cartelista durante la II República, exiliado en Francia y residente en Nueva York durante más de 20 años, Fontseré recibió en la década de 1950 el encargo de participar en un proyecto -promovido directamente por Camilo José Cela- en el que sus fotografías de diferentes ciudades se editarían conjuntamente con textos de reconocidos escritores. Para acompañar sus fotografías de México se barajaron los nombres de Octavio Paz, Juan Rulfo y, finalmente, Max Aub, si bien finalmente el proyecto editorial se truncó. La exposición recoge unas 82 imágenes, positivadas en la época, de aquel proyecto para el que Fontseré llegó a realizar unas 5.000 fotografías.

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