Primeras notificaciones de efectos adversos por los nuevos antiinflamatorios
Los nuevos fármacos contra el dolor y la inflamación, los denominados coxib, introducidos hace un par de años con el reclamo de que, a diferencia de los antiinflamatorios tradicionales, éstos no producían daños en el aparato digestivo, empiezan a dejar también constancia de efectos secundarios. 'Rofecoxib y celecoxib [principios activos de Vioxx y Celebrex, respectivamente] no están exentos de toxicidad y pueden dar lugar a efectos adversos cardiovasculares', según un informe publicado en Medicina Clínica que recoge las primeras notificaciones de efectos adversos recibidas en el Centro de Farmacovigilancia de Cataluña.
A las dudas sobre la seguridad cardiovascular de los coxib, que surgieron en 2001 a raíz de un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) el 22 de agosto, se añaden ahora nuevas dudas sobre la supuesta menor toxicidad digestiva. El estudio de Medicina Clínica indica que rofecoxib y celecoxib no son iguales: el primero tiene más efectos digestivos y cardiovasculares, y el segundo, más cutáneos y digestivos.
Los efectos adversos más frecuentes fueron los digestivos, 'en una proporción no significativamente diferente de la observada con otros aines', según el informe, seguidos de los cardiovasculares, 'en una proporción significativamente superior a la registrada con otros aines'.
Datos provisionales
Para realizar el estudio, los autores han comparado las notificaciones de efectos adversos de estos nuevos aines con las relativas a otros aines clásicos comercializados a partir de 1983 (no se incluye, por tanto, la aspirina, que apareció hace un siglo). El informe señala que 'la experiencia adquirida en los primeros meses de comercialización de celecoxib y rofecoxib en nuestro medio confirma que estos fármacos no están desprovistos de toxicidad digestiva', y que asimismo 'pueden dar lugar a acontecimientos cardiovasculares adversos'.
De todas formas, 'el perfil de efectos indeseados de estos fármacos es provisional y puede modificarse en el futuro, a medida que se acumule experiencia clínica', escriben Consuelo Pedrós, Gloria Cereza y Joan-Ramón Laporte, autores del estudio.
'Dadas las dudas recientemente planteadas sobre el posible incremento del riesgo de acontecimientos cardiovasculares graves asociados a los aines inhibidores selectivos de la cox-2 [la enzima cicloxigenasa 2], y dado su elevado consumo, sería muy conveniente aclarar, con ensayos clínicos apropiados, si estos fármacos se asocian realmente a un riesgo cardiovascular superior al de los aines clásicos, y si este riesgo compensa el menor riesgo de toxicidad digestiva', añaden.
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