De la huelga
Espero considere de interés esta carta, que estoy seguro firmarían muchos de los ciudadanos que estos días están sufriendo la dictadura de los sindicatos del transporte de viajeros.
Ellos tienen todo el derecho a convocar huelgas, a defender sus propios derechos, en eso estamos todos de acuerdo. Pero, realmente, no creo que ahora estén intentando defender los derechos de los trabajadores que representan. Si así fuera, se atendrían a las reglas de juego.
Los servicios mínimos son de obligado cumplimiento. Y si, como ellos aducen, los servicios mínimos que intentan ponerles las patronales son excesivos, la solución no es no cumplir ninguno, muy señores míos, en tal caso, sería cumplir los que ustedes consideran correctos y justos.
Si la empresa les intenta obligar a cumplir el 40% (por ejemplo) y ustedes piensan que más del 20% es demasiado, pues cumplan sólo el 20% y no pasen al 0%.
Si yo impidiera a una persona salir de su casa, me detendrían por secuestro. ¿Y a ustedes? Hay miles de personas que no pueden moverse, que tienen que gastarse su dinero para suplir un servicio que ya han pagado de antemano, con impuestos o bono transportes. Hay empresas perdiendo dinero por su culpa. ¿Quién se la lo va a pagar?
Quizá se solucionaría el problema si las empresas que pierden dinero demandaran a los dirigentes sindicales de esas empresas, a los piquetes mandados por ellos. Cuando ellos vieran seriamente dañados sus bolsillos, quizá cumplirían servicios mínimos, si no los que intenta imponer la empresa sí, al menos, unos servicios mínimos.
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