_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pronombres

Juan José Millás

Los argentinos hacen cola durante una noche o dos frente a la puerta de los bancos para cambiar pesos por dólares. Cabe preguntarse quién se beneficia más, si el banco al tomar los pesos o el particular al recibir los dólares. ¿Acaso no es todo dinero? Sí, pero es que el peso miente mucho, nos aclara un experto. Te dice que vale 10 y sólo vale uno, o ninguno. ¿Por qué entonces los bancos realizan esa operación desastrosa? Pues éste es el problema, que no tenemos ni idea. Supongamos que guarda usted en la nevera un kilo de filetes de vaca de los que no se fía. Entonces envuelve esos filetes, va con ellos a la carnicería, pide la vez y, después de hacer cola durante 20 horas, se los cambian por unos filetes garantizados. O está loco el carnicero, o está loco usted, o está loco el sistema. Es posible que ni el filete se encuentre en sus cabales, sobre todo si procede de una ganadería espongiforme.

Hasta donde nosotros sabemos, que no va mucho más allá de las cuatro reglas, el dinero no es nada en sí mismo. Vale como representación de otra cosa que sí tiene valor, sea oro, petróleo, diamantes o tungsteno (qué rayos será el tungsteno). El billete, en fin, está respaldado por algo o no está respaldado por nada. Si está respaldado, qué más da tener pesos que dólares americanos. Y si no lo está, ¿por qué los bancos corren el riesgo de cambiar unos cromos sin valor por otros que están muy cotizados? ¿Acaso no hay unas autoridades monetarias mundiales? Pues que se expliquen, sobre todo para que no perdamos la fe en el dinero y en los bancos, que es lo único que queda en pie tras 20 siglos de filosofía.

Comparemos el dinero con los pronombres. El pronombre tampoco vale nada en sí mismo, sino como representación del nombre. Cuando decimos 'yo', se supone que ese 'yo' se refiere a una persona que hay detrás, llámese Pedro, Filomena o Hermógenes. Sería absurdo hacer colas delante de la Real Academia para cambiar los pronombres de nuestra gramática por los de otra. Aunque quizá ya está ocurriendo, porque hay quien se queda más tranquilo diciendo I, o You, o He. Fíjense, si no, en el disparate de la canción de Eurovisión. Qué raro es todo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_