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Entrevista:ERNST TUGENDHAT | Filósofo

'Dentro de un tiempo, todas las morales religiosas desaparecerán'

Ernst Tugendhat nació en Brno (República Checa) en 1930. Acaba de publicar Problemas (Gedisa), un conjunto de textos que prosiguen su ya larga reflexión moral, concebida como un conjunto de normas recíprocas de libre aceptación dentro de un grupo. En estos momentos estudia la mística y la religión y está de que dentro de un tiempo, no sabe cuánto, las morales de inspiración religiosa dejarán de tener sentido. El filósofo, después de pasar por Barcelona, presentó ayer en Madrid el libro con Javier Muguerza y Javier Sádaba en el Goethe Institut.

Pregunta. En su última obra defiende la tesis de que la moral es un conjunto de normas que suponen exigencias recíprocas.

Respuesta. Recíprocas significa que cuando tenemos una comunidad moral, cada una de las personas exige a las otras y así sucesivamente. Sea entre dos o entre más personas.

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P. Esa comunidad moral, ¿qué ámbito tiene? ¿La humanidad?

R. No. Yo me siento relativamente solo entre los filósofos morales. Uso el término moral al modo de los antropólogos, etnólogos o sociólogos. Describo el fenómeno humano y, entonces, puede haber muchas morales. Comunidad moral significa que no hay una moral individual, de una persona; tampoco una moral religiosa. Esta comunidad moral puede ser una tribu, una nación o podría ser de toda la humanidad. Hay quien asegura que es obvio que la moral debe afectar a todos los hombres. Eso es algo que subyace en la tradición cristiana y, especialmente, en la kantiana. Pero no es fácil de aceptar. Hay pocas personas realmente universalistas.

P. Si no es universal, si es de un grupo determinado, es excluyente porque deja al resto fuera.

R. Puede serlo. Desde una perspectiva antropológica, lo es. Hay muchas morales que excluyen a otros. El problema se plantearía en una moral bien justificada. Quizás ésta no fuera excluyente. Pero no me parece tan obvio. En Europa tenemos el problema de la emigración. Las dificultades que ponen los europeos a la emigración son una cierta discriminación. Podemos preguntarnos si moralmente está justificada. Supongamos un grupo que acuerda entre sí observar las reglas que yo llamo de exigencia recíproca. ¿Qué les obliga a admitir a una nueva persona?

P. Este asunto lo analiza en Problemas, pero, en cambio, no trata el asunto inverso: ¿qué ocurre si alguien rechaza las normas morales del grupo?

R. Habría que ver si tiene una alternativa. Supongamos la confrontación entre la moral islámica y la moral moderna. Esto plantea problemas que son más fáciles de resolver en el plano teórico que en el práctico. Deberíamos ser tolerantes con los grupos que viven en Europa con otras morales diferentes a la nuestra. Salvo que esa moral les imponga cosas prohibidas por nuestro código moral. Por ejemplo, la ablación de clítoris. En el caso de una persona sin moral, deberíamos decirle que aceptamos su exclusión en la moral, pero que está sometida a la ley. Y eso es suficiente.

P. ¿Y si la ley entra en conflicto con la moral? Hay países donde la ley permite vulnerar derechos humanos.

R. Es difícil hacer juicios sobre otros países. Yo no tomaría parte en un movimiento misionero, en el sentido moral, hacia otro país. En nuestro territorio podemos prohibir. Teóricamente podemos decir que allí también, pero ahí hay dos fases. Una: creemos que no debería ser permitido. Después se trataría de obligarles. Obligar a un grupo que no está bajo nuestra jurisdicción a hacer algo ajeno a su moral me parece muy problemático.

P. Esa tolerancia que propone, ¿tiene límites?

R. Quisiera distinguir entre condenar moralmente y obligarles a abandonar sus convicciones. Admito que un genocidio sería un caso límite. Pero se trata de un ejercicio intelectual. Yo no conozco ninguno en nuestros días. La pena de muerte, sí. Sí. Es un punto débil en mi trabajo. Hay un caso que se discutió mucho, hace ya tiempo. Un oficial inglés en la India, en relación con la costumbre de quemar a las viudas con el difunto. ¿Tenía que permitirlo o prohibirlo?

P. ¿Usted qué haría?

R. Dejarlo. Intercedería si se obliga a la viuda a morir contra su voluntad, pero si todos, incluso quien sufre, están de acuerdo con el sufrimiento, entonces no intervendría. No hay una única solución. Dentro de un periodo todas las morales religiosas desaparecerán y tendremos sólo una moral de exigencias recíprocas que se pueden justificar recíprocamente. Se dejará de considerar a las religiones como el origen de la moral.

Ernst Tugendhat.
Ernst Tugendhat.MARCEL.LÍ SÁENZ

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