Francia se entrega a Almodóvar

Hable con ella ha desatado en Francia la almodovarmanía en grado máximo. La película de Pedro Almodóvar, que se estrena estos días, ha sido objeto unánime de críticas entusiastas en diversas publicaciones: Le Monde, Le Figaro, Studio, Libération, Le canard enchaîné, etc. Para Libération, el filme contiene unas secuencias que son 'la esencia misma de la vida: hablamos mucho, escuchamos poco y comprendemos mal', y estiman estar 'ante un tango filmado'. En Le Canard enchaîné se les antoja que 'esa historia de soledad y pasión' sólo se puede permitir a las 'rupturas de tono y tiempo que se permite porque el relato lo conduce Pedro Almodóvar, ingenioso y sensible, con gran maestría'. La actriz y directora portuguesa Maria de Medeiros ha escrito para Le Monde un hermoso artículo en el que constata que Almodóvar, 'el especialista en mujeres desesperadas', y sus dos protagonistas masculinos, 'especialistas en mujeres catatónicas', reconocen hoy al unísono que 'después de haber amado tanto a las mujeres, de haberlas mostrado y sublimado de manera potente' ahora sólo pueden admitir que 'todo lo que un hombre sabe o cree saber sobre una mujer, todo lo que vive con ella, no es más que una mera proyección'.

Distribuidores independientes protestan por no poder exhibir el filme del director español

Hable con ella, que fue la apertura de un Festival de París a medio remozar, ha convocado el interés y la admiración de especialistas en otras artes. Francis Marmande, gran conocedor de jazz y de los arcanos de la tauromaquia, ha puesto de relieve que 'hay tres cosas que son infilmables para el cine: la música, los toros y el acto sexual'. Marmande reconoce enseguida que 'el hecho de ser infilmables no impide que los filmen', pero son muy pocos los que, como Almodóvar, no fracasan en el intento. El breve filme mudo que incluye Hable con ella concentra los mayores entusiasmos. Para Jacques Mandelbaum 'esa secuencia involutiva -a la vez se trata de un flash-back, de imágenes que sustituyen las palabras como en un retorno al cine mudo, y de un homúnculo que penetra en el vientre de una mujer- es una secuencia-pantalla, que oculta al tiempo que muestra y revela la inconcebible realidad que se produce en aquel momento'. De momento aún no se ha dejado oír ninguna voz discordante.

Esta almodovarmanía que vive Francia recuerda el entusiasmo que en su día conocieron, con mayor o menor intensidad, otros cineastas españoles, como Carlos Saura, Gutiérrez Aragón o Luis Buñuel. El problema siempre ha sido el mismo: que el director divinizado oculta a todos los demás. Hoy, en Francia, el cine español casi se reduce a las imágenes que filma el genial manchego. Alejandro Aménabar ha tenido que esperar a aparecer camuflado como estadounidense con Los otros para obtener la atención que se merece. Ventura Pons se ha estrellado varias veces con una crítica que se ha erigido en barrera entre sus films y el público. Julio Médem ha conocido problemas similares y aunque Lucía y el sexo ha obtenido un número considerable de críticas elogiosas, otras le siguen negando el pan y la sal. Síntoma esperanzador, Lucía y el sexo, estrenada hace una semana con sólo 22 copias para toda Francia, está consiguiendo uno de los mejores índices de ocupación de sala.

El problema que ha surgido con el nuevo filme de Almodóvar, que en España ha recaudado más de cuatro millones de euros y en Italia es la segunda más taquillera, es que todo el mundo en Francia quiere poder exhibir la película pero no hay copias para todos. 'Es un atentado a la libertad de programación', dice el responsable del complejo parisino conocido como Les 7 Parnassiens, Jean François Merle.

En Francia el parque de salas está en su gran mayoría controlado por tres grupos, y uno de ellos, Pathé, es el que distribuye Hable con ella. Y parece que Almodóvar es un valor demasiado precioso como para compartirlo. 'Quieren asfixiarnos', dice Merle. 'Si Pathé, UGC y Gaumont, los tres gigantes, nos impiden el acceso a las cintas de autores como Almodóvar o Woody Allen, cineastas que ellos antes no querían, nosotros no podremos continuar'.