Escoltas

Pocas cosas suceden en este mundo como predecimos. Transcurridos ya unos días desde el luctuoso suceso que te costó la vida, continuamos ciegos por las lágrimas contenidas en nuestros ojos. Lágrimas que doblemente nos hieren por debatirse entre la durísima pérdida de nuestro querido compañero Joseba Andoni Urdaniz y la rabia contenida por la forma en que sucedió. Preocupados por toda tu familia y por la aflicción que en ellos produce tu muerte, una vez más les enviamos nuestro cariño.

Desde aquí denunciamos la tragedia ocurrida en el paseo de Larratxo, no como algo producido por la mala fortuna o, como se empeñan otros en calificarlo, como un accidente laboral. Tonterías sin tino ni tasa hemos escuchado desde los minutos posteriores a lo que desde el principio interpretamos como un atentado terrorista, ya que tenía todos los ingredientes: individuos armados no identificados, carreras y actitudes claramente de hostilidad, una concejala del PSE-EE y disparos. El final conocido por todos es un escolta privado fallecido y un agente de la Guardia Civil gravemente herido. Aunque todavía la investigación está abierta, hay claros indicios de imprudencia por parte de los agentes que se disponían a detener a unos delincuentes comunes.

Creemos en la justicia tanto como en la profesionalidad de nuestro compañero. Por ello, estamos convencidos del esclarecimiento de los hechos y en la depuración de responsabilidades. No buscamos la criminalización de los agentes que abatieron a nuestro amigo y compañero, puesto que para nosotros ellos también lo son. Exigimos aclarar las circunstancias que motivaron la tragedia en su origen. De ese modo se evitarán cosas parecidas en el futuro y pretendemos que la familia de Joseba sea compensada acorde con la ley de compensación para las víctimas del terrorismo.

Andoni, perdiste la vida ante lo que para ti iba a ser un claro atentado terrorista. Protegiste a tu VIP parapetándola en un lugar donde no la alcanzasen los disparos que esperabas y que se iban a producir, y encaraste a los que entendías terroristas con valentía y coraje.

Si hay algo que me consuela es el pensar que cuando esto sucedía estabas dándolo todo para salvar la vida de tu protegida y que lo último que tú pensaste también fue eso. Por tu labor y por las especiales circunstancias que se dieron, toda la sociedad está en deuda contigo y con tu familia. Tu pérdida es irreparable, pero la compensación tiene que ser adecuada a esas especiales circunstancias.

Desde la Asociación Española de Escoltas (Ases) seguiremos trabajando y defendiendo todo aquello por lo que luchaste. Ahora, más que nunca, continuaremos el trabajo, te honraremos con compromiso y dedicación, a veces desde la discreción y otras desde la reivindicación, pero eso será más tarde. Ahora, hermano, descansa y, desde allá donde estés, protégenos. Jamás te olvidaremos.