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Los accidentes de trabajo en Madrid crecieron un 21% en 2001

La región madrileña cerró el año 2001 con un incremento notable en la tasa de siniestralidad laboral. Un informe del sindicato CC OO, elaborado a partir de datos oficiales, revela que Madrid experimentó un incremento del 21% de muertes en accidentes laborales. Las estadísticas oficiales del Ministerio de Trabajo revelan que, por primera vez en seis años, las muertes en accidentes laborales se redujeron en España en un 9,6%. Pero Madrid no corrió con la misma suerte. Se produjeron un 10,6% más de fallecimientos en centros de trabajo y un 47,92% en los acaecidos in itinere (cuando el trabajador se desplaza de su casa al lugar de trabajo y viceversa).

El total de accidentes con resultado de muerte en 2000 fue de 163, mientras que el pasado año fue de 196, lo que deja como saldo casi un 21,74% de aumento.

Por sectores, la construcción siguió mostrando una clara tendencia al alza: si en 2000 fallecieron 30 trabajadores, en 2001 diez personas más se sumaron a la negra lista de muertos en accidentes laborales, lo que implica un crecimiento del 33,33%.

La tendencia parece no aplacarse en este año. A lo largo de 2002, al menos nueve trabajadores han muerto en el lugar en el que trabajaban.

El primero fue el pasado 6 de enero. Una enfermera del Samur, de 26 años, falleció al ser atropellada en un tramo férreo cercano a Entrevías cuando buscaba a una persona que supuestamente había sido atropellada por otro tren.

Meses negros

Febrero y marzo fueron dos meses negros en accidentes laborales. El pasado 14 de marzo, un operario de la limpieza murió al ser golpeado por el elevador de un camión recogedor de basuras en el distrito de Villaverde.

También se registraron heridos graves: el 12 de marzo, dos obreros sufrieron quemaduras en el 80% de su cuerpo al inflamarse los gases emitidos por una cola que estaban usando en las obras de un pequeño despacho en la calle Nuñez de Balboa. Un día después moría en Navalafuente un trabajador de 23 años al caer en una fosa séptica de una finca rural en la que estaba empleado.

En ese mismo mes, el Gobierno regional cerró una empresa de trabajo temporal (ETT) por ceder a un obrero para un puesto de riesgo, donde murió en mayo de 2001 al caer de una altura de 25 metros de la obra donde estaba trabajando. Otro trabajador, que no había sido cedido por la empresa, falleció en ese mismo accidente.

El operario fallecido cedido por la ETT en teoría estaba contratado sólo para desempeñar labores de limpieza y vigilar que ningún coche aparcara en la puerta de la obra.

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