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Calabozo con vistas al aeropuerto de Lanzarote

Los turistas que aterrizan en Lanzarote no saben que están siendo observados por decenas de inmigrantes africanos. La sala de rechazados del aeropuerto, situada en la zona de llegadas internacionales, tiene un ventanal de 50 metros que da a las pistas. Algunos de los 120 internos (en ocasiones su número supera los 200, a pesar de que el Ministerio del Interior ha establecido la capacidad máxima del lugar en 100 personas) han tenido hasta 40 días, el plazo máximo que marca la ley, para contar los aparatos que aterrizan y despegan continuamente. Aunque la mayoría han sido deportados o trasladados a las calles de Las Palmas antes de agotar ese tiempo.

Encerrar a los inmigrantes que llegan en pateras en la terminal de un aeropuerto es algo habitual en Fuerteventura y en Lanzarote, pero no está claro de que se trate de algo legal. No lo está, desde luego, para Marcial Francisco Hernández, decano del Colegio de Abogados de la isla: 'Es irregular. Los centros de internamiento de extranjeros están regulados por una orden ministerial de 1999, y deben tener unas características de las que carece la sala de rechazados'.

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El presidente de Cruz Roja de Lanzarote, Arturo Ramírez, considera sin embargo que los inmigrantes están bien en el aeropuerto: 'Tienen mucha luz, aunque la ventilación es por aire acondicionado', dice. El director insular de la Administración del Estado, Francisco Cabrera, ha ordenado que sean trasladados diariamente en autobús hasta una base militar situada a 500 metros, donde se duchan todos los días. Cabrera ha declarado que el paseo les sirve para airearse.

Cuando llegan al aeropuerto, los médicos y enfermeros voluntarios de Cruz Roja les entregan un paquete de aseo, que incluye desde papel higiénico hasta cepillo de dientes. Ramírez dice que los subsaharianos son muy aseados y que ellos mismos se encargan de limpiar la terminal. A pesar de ello, muchos padecen enfermedades de la piel, como la sarna. Los médicos les someten a la prueba de la tuberculina y, de cuando en cuando, detectan algún tuberculoso. El último fue diagnosticado el sábado pasado, mientras se realizaba este reportaje. Introdujeron al paciente en una ambulancia que, escoltada por un coche de policía, lo trasladó al hospital general.

El presidente de Cruz Roja asegura que todo funciona correctamente porque 'el delegado provincial es un hombre eficiente y consigue que los extranjeros paren poco tiempo en la isla'. Y pone un ejemplo: cuando la terminal de Fuerteventura está saturada, Lanzarote acoge a los que mandan desde la isla vecina. No hay disturbios: los inmigrantes matan los días tumbados en sus literas o leyendo la Biblia en inglés, que según Ramírez 'es el libro más solicitado'.

A pesar de todo, al decano del Colegio de Abogados han llegado 'informes e indicios de que pueden estar vulnerándose los derechos humanos en la terminal'. Por eso hace varias semanas solicitó permiso para visitar la instalación. El director insular le ha dicho que no hay problema, pero el tiempo pasa y aún no ha dado el visto bueno.

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