Fomento estudia ampliar en 15 años la concesión de las radiales de Madrid
Las cuatro autopistas de peaje se retrasarán al menos hasta 2004 y superarán el precio pactado
Las cuatro autopistas de peaje llamadas a descongestionar los accesos a Madrid siguen sin arrancar. Las denominadas radiales, que desdoblarán las actuales nacionales II, III, IV y V, se retrasarán al menos hasta 2004 y superarán el presupuesto previsto en la adjudicación. Para compensar ese aumento de gasto, motivado por cambios en el trazado y por la expropiación de terrenos, el Ministerio de Fomento y la Comunidad de Madrid negocian aumentar el plazo de concesión hasta un máximo de 65 años. El mayor retraso se produce en dos radiales: la R-3 y R-5.
Muchos de los automovilistas que hayan sufrido los tradicionales atascos de Semana Santa se preguntarán el porqué de esas obras que transcurren paralelas a las principales autovías que salen de Madrid. Son las denominadas radiales, 260 kilómetros de autopistas de peaje que el Ministerio de Fomento adjudicó entre 1999 y 2000 con el objetivo, precisamente, de descongestionar los accesos a la capital. Pero esa alternativa (de pago) tendrá que esperar.
La R-2 (Madrid-Guadalajara), R-3 (Arganda del Rey), R-4 (Ocaña) y R-5 (Navalcarnero), que debían estar en servicio entre 2001 y finales de este año, no comenzarán a funcionar hasta, al menos, 2004. Las razones del retraso son variadas, aunque las más importantes son la expropiación de terrenos y las modificaciones de trazado, que, además del considerable retraso, han provocado también una importante desviación del presupuesto previsto.
Los proyectos que acumulan más retraso son los de la R-3 y R-5, que se adjudicaron conjuntamente al consorcio Accesos de Madrid, integrado por varias empresas constructoras y concesionarias de autopistas (FCC, ACS, Acesa, Ena, OHL, Sacyr y Caja Madrid). El proyecto, el más costoso de este tipo adjudicado en España, además de desdoblar las nacionales de Valencia y Extremadura, incluye el tramo oeste de la M-50 (sin peaje), y debía haberse inaugurado en diciembre pasado. Pero no estarán listas, al menos, hasta bien entrado 2004, o incluso 2005.
Demasiados enlaces
Según fuentes cercanas al proyecto, la principal causa del retraso ha sido la inclusión, por exigencias de varios ayuntamientos afectados, de 23 modificaciones sustanciales o nuevos enlaces sobre el proyecto original. Estas situaciones han provocado que el coste final se incremente en más del 12% sobre el presupuesto inicial (727 millones de euros).
Para asumir los 90 millones de euros de coste adicional, el Ministerio de Fomento ha descartado tajantemente aumentar los peajes establecidos en las bases del concurso, mientras que la Comunidad de Madrid (de la que dependen las conexiones) tampoco está dispuesta a cargar sobre sus presupuestos ese gasto adicional. Por eso, la única solución posible sobre la que se trabaja es la de ampliar el plazo de concesión, previsto para 50 años, hasta un máximo de 65 años. Las posturas entre la Administración central y la regional están cada vez más cercanas, y el acuerdo para desbloquear el proyecto podría cerrarse este mismo mes.
Entre las dificultades que se han planteado están la expropiación de terrenos en Navalcarnero y, sobre todo, los enlaces del tramo de la M-50, sobre cuya financiación polemizan Fomento y la Comunidad de Madrid.
También fuentes cercanas a los socios del consorcio de la R-2 reconocen que el presupuesto original (411 millones de euros) deberá elevarse, por la modificación en los enlaces con carreteras como la M-100, M-111 y M-113, aunque aún no se atreven a cifrar el desvío presupuestario. En esta autopista hay mucho margen para ampliar el plazo de concesión, que es el menor de los cuatro proyectos, con sólo 22 años de duración.
En cuanto a los 96 kilómetros de la R-4, que incluye la construcción de la M-50 en su tramo sureste, no sufrirá incrementos presupuestarios. Todo ello, pese a que fue el último proyecto adjudicado, y apenas se han comenzado las obras. Pero fuentes del consorcio que resultó ganador del concurso (Ferrovial, Europistas, Ena y entidades bancarias) aseguraron que se ajustarán estrictamente al presupuesto de 600 millones de euros, a pesar de las modificaciones del trazado por exigencias medioambientales o históricas (cerro de los Batallones, polígono de los Cerros y Aranjuez).
Por el momento, el consorcio ha sido el primero en ver aprobada la solicitud de ampliación del plazo, desde el 1 de noviembre de 2002 hasta el 31 de diciembre de 2003, para la entrada en servicio de la autopista. Además, se ha asegurado la financiación del mismo al conseguir un préstamo por 560 millones de euros. El plazo de concesión será de 50 años.
El lento camino a Guadalajara
De las cuatro radiales de peaje, la R-2 fue la primera en planificarse, hace casi diez años. Desde entonces, su ejecución ha pasado por mil tribulaciones hasta que han comenzado las obras. El mayor escollo al que hizo frente durante su fase administrativa fue la modificación de su trazado inicial, que atravesaba la Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) que cruza el Corredor del Henares. El problema se solucionó después de cinco años de duras negociaciones, y en febrero de 2000 Fomento pudo por fin sacarla a concurso, junto con el tramo noreste de la M-50. En el pliego de condiciones se establecía que el plazo de ejecución de obras terminaba en octubre de 2002, pero todo parece indicar que las obras, valoradas en principio en 411 millones de euros, no podrán terminarse en esa fecha. En mayo de 2001, el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares (Guadalajara), apoyado por la Comunidad de Madrid y la Junta de Castilla-La Mancha, obligó a suspender las expropiaciones en un tramo de unos cinco kilómetros -entre Meco y esa localidad- para desplazar la autopista 300 metros más al norte. Este cambio de trazado implicó la vuelta a los trámites administrativos, información pública incluida. Henarsa (la concesionaria) se niega a precisar si supuso un incremento de los costes. Superado este escollo, los trabajos comenzaron el 10 de mayo de 2001. Por el momento, se han realizado los grandes movimientos de tierras a falta de las labores de asfaltado y señalización, pero sus estructuras (puentes, enlaces con otras carreteras) no están aún terminadas. La propia Henarsa reconoce que, tal y como están los trabajos hoy, Fomento deberá retrasar, aún más, su terminación.
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