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Marciano Vidal confía en ser rehabilitado por el Vaticano III

El moralista castigado rompe su silencio

'Marciano, no te preocupes, serás rehabilitado en el próximo Concilio Vaticano III'. Lo recuerda ahora, tras casi un año de silencio público, el teólogo redentorista Marciano Vidal, reprendido severamente en 2001 por el Vaticano por sus escritos morales. La frase se la dijo a Vidal un colega italiano poco después del castigo, según acaba de declarar el moralista español a la revista Éxodo, del centro Evangelio y Liberación.

El 22 de febrero de 2001, Marciano Vidal, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, recibió una 'notificación' de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que preside el cardenal Joseph Ratzinger, que le exigía censurar sus libros sobre moral y sexualidad. Vidal aceptó en silencio la reprimenda, firmó disciplinadamente los documentos romanos, recibió el apoyo de superiores y colegas y continuó con su tareas pedagógicas, pero siempre al margen de los medios de comunicación. Ahora rompe el silencio, en una entrevista concedida a la revista iberoamericana Éxodo, fundada en 1989 por teólogos de varios continentes como un espacio abierto a voces de 'la periferia social y eclesial'. La entrevista ha sido distribuida por la agencia Ivicon, de la Conferencia Española de Religiosos.

'Dejando aparte mi caso, espero que los nuevos planteamientos de la teología moral, después de la normal criba que hace la historia, pasen pronto a ser patrimonio de la Iglesia', dice Vidal a Éxodo. Roma prohibió que sus libros Moral de actitudes, Diccionario de ética teológica y La propuesta moral de Juan Pablo II se utilicen para la formación teológica.

Marciano Vidal recuerda como 'un momento especialmente duro' el proceso al que le sometió la congregación de Ratzinger. 'Duro en sí mismo y, además, por haber durado mucho tiempo -desde diciembre de 1997 hasta mayo de 2001- y por haber supuesto mucho trabajo'. El moralista redactó dos informes de respuesta a la congregación y acudió a su sede romana, lugar del antiguo Santo Oficio. 'Gracias a Dios y a algunas personas amigas he podido realizarlo todo con suficiente entereza y con bastante competencia', evoca ahora.

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