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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Riesgo previsto

Las causas del grave accidente ferroviario ocurrido en Torredembarra (Tarragona), que ocasionó la muerte a dos personas y heridas diversas a otras 142, tardarán en conocerse. El choque, cuyas consecuencias pudieron haber sido mucho más graves, se produjo cuando un convoy regional invadió indebidamente la vía por la que circulaba con preferencia el Euromed, un tren de velocidad alta que en el momento del impacto superaba los 155 kilómetros por hora.

De momento, el Gobierno quiere ganar tiempo y retrasar las debidas explicaciones. El ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, ya ha advertido de que se precisarán unas tres semanas para conocer los hechos a pesar de que las cajas negras de los dos trenes fueron localizadas al día siguiente del siniestro. El presidente de la compañía, Miguel Corsini, ha sido menos cauteloso y ha descartado implícitamente posibles responsabilidades de Renfe al manifestar que los sistemas automáticos funcionaron bien. Su hipótesis cargaría la responsabilidad sobre los trabajadores ferroviarios que intervinieron en la operación: o el tren regional se puso en marcha sin autorización o la recibió indebidamente. A ello debe sumarse en todo caso que no funcionaron los mecanismos automáticos de bloqueo, pese a que, según el propio Corsini, la estación cuenta con esta tecnología.

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Con independencia del grado de error humano que pueda haber intervenido en la tragedia, existe la posibilidad de reducir el peligro por medio de mejores infraestructuras y equipamientos. El riesgo que suponía la circulación por las mismas vías de trenes regionales y trenes de velocidad alta, que alcanzan los 220 kilómetros por hora, ya fue advertido cuando se proyectó el Euromed. Llos alcaldes de Tarragona y de una decena de municipios del litoral manifestaron entonces su oposición a que un tren de velocidad alta atravesara sus poblaciones y exigieron que se construyera una línea específica, más alejada de la costa y de los centros urbanos. Por otra parte, Renfe tampoco ha adoptado las medidas de protección que garanticen la circulación segura de trenes rápidos, que en algunos puntos pasan a escasos metros de las viviendas.

El accidente de Torredembarra es una dramática evidencia de las insuficientes infraestructuras ferroviarias del corredor del Mediterráneo, en buena parte consecuencia del diseño radial de las comunicaciones. Estas deficiencias se pondrán de nuevo de manifiesto con el trazado de la vía de ancho europeo entre la frontera francesa y Tarragona, por la que el AVE, aún más rápido que el Euromed, compartirá rieles con los trenes de mercancías. Una circunstancia que no ocurre en ningún otro punto de la red europea.

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