'Kaosco' Viejo

Es curioso. Mientras nuestros actuales gestores municipales tratan de vender nuestra ciudad con las argucias dialécticas de un promotor de parques temáticos, su corazón urbano, el Casco Viejo, atraviesa por un proceso de degradación imparable. Y es que el Casco Viejo, en feliz definición del arquitecto Iñaki Uriarte, va camino de convertirse en el 'Kaosco Viejo', un espacio urbano de todos y de nadie, donde las arbitrariedades urbanísticas se enmaridan sin ningún prejuicio con toda la gama posible de los comportamientos incívicos.

La responsabilidad de este grave deterioro, tanto urbanístico como de las condiciones de vida de los vecinos, recae, no cabe duda, en las distintas administraciones municipales que han hecho caso omiso de las quejas y denuncias realizadas por los ciudadanos, bien de forma individual o a través de las asociaciones vecinales. Eso sí, sí habría que darles un premio al despropósito, ese sin duda alguna habría que dárselo al equipo municipal encabezado por el señor Azkuna. Y es que al día de hoy no cabe mayor despropósito en la gestión de nuestro patrimonio urbano que la que practica el actual equipo de gobierno de nuestro Ayuntamiento. Salvo que nos remitamos, eso sí, a los tenebrosos tiempos de la administración franquista.

Así, al ya crónico mal de los fines de semana en que nuestro barrio es literalmente tomado al asalto como lugar de esparcimiento de los jóvenes y menos jóvenes de nuestro entorno, con lo que todo eso acarrea, ruidos, suciedad, calles convertidas en improvisados mingitorios, tal como ha denunciado la asociación de vecinos, Bihotzean, hay que sumar el que un cada vez mayor número de personas utilice nuestro barrio como pista de carreras, especialmente en horas nocturnas, sin que la administración se de por enterada. Claro que a lo mejor lo que hacen es tomarle la palabra a nuestro alcalde. Quien en un alarde de fineza intelectual sin precedentes, no tenía ningún pudor en declarar a un medio de comunicación respecto a la posible peatonalización de la calle Ascao, que a los automovilistas hay que facilitarles la libertad de movimientos. En fin, que menos mal que nuestro barrio está reconocido como un Bien Cultural, que si no...

Y es que una buena política cultural no pasa sólo por facilitar a los ciudadanos el acceso a la música de Haydn y Mozart, lo cual es muy encomiable, si no también por preservar en unas condiciones dignas nuestro patrimonio urbanístico y hacer realmente dignas, la vida cotidiana de los bilbaínos. Incluidos los vecinos de nuestro desgraciado barrio. Lo contrario es caer en el viejo vicio del despotismo ilustrado. Aunque a estas alturas de la legislatura, justo es decirlo, prima más lo primero que lo segundo.