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Sólo el 2,1% de los hogares catalanes contrata servicios rápidos de Internet

El desarrollo del cable es similar al de las demás autonomías

La inmersión en una sociedad del conocimiento basada en las nuevas tecnologías, obsesión de la Europa comunitaria para emular a Estados Unidos y convertirse en la zona más competitiva del mundo al final de esta década, pasa por generalizar el uso de las comunicaciones de banda ancha. El objetivo de la UE, remachado en la cumbre de Barcelona, es alcanzar esta meta en 2005. Si toda Europa debe correr, porque la penetración de la banda ancha es sólo del 6%, Cataluña aún tiene que correr más.

Únicamente el 2,1% de los hogares catalanes tiene acceso a Internet a gran velocidad. El mapa estadístico de la Sociedad de la Información en Cataluña correspondiente a 2001, que acaba de compilar el Gobierno catalán, refleja claramente que la banda ancha, pese a avanzar deprisa, cojea, si se tiene en cuenta que el 30% de catalanes se conecta a la red con regularidad, mayoritariamente desde su casa, y si se recuerda también que el 27% de hogares tiene ya acceso a Internet.

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Del conjunto de hogares de la comunidad catalana, sólo 45.200 tienen contratados servicios de este tipo, que permiten transmitir grandes cantidades de información varias decenas de veces más deprisa que lo permitido por la línea telefónica convencional.

Este 2,1% de hogares se divide casi a partes iguales entre quienes han optado por abonarse a una empresa de cable (en Cataluña, el operador adjudicatario alternativo a Telefónica es Menta, perteneciente al Grupo Auna) y los que han preferido contratar los servicios con tecnología llamada ADSL, por la que ha optado Telefónica para reaprovechar una red ya extendida por todo el territorio desde los tiempos en que este operador tenía el monopolio en España hasta finales de 1998. El ADSL era menos costoso que cablear todo el país, a lo que Telefónica se comprometió inicialmente.

Voz y vídeo

La capacidad (en telecomunicaciones, igual a velocidad) de ambos sistemas oscila entre 256 Kbps y 2 megas, según el tipo de contrato y de necesidades de cada usuario. En el caso del cable, que es de fibra óptica hasta el último tramo -coaxial- que llega a las casas, la tecnología es de última generación y permite transmitir vídeo además de datos y voz. De ahí la televisión por cable, que permite que el abonado vea múltiples canales televisivos. En el caso del ADSL, la fibra óptica también se usa, sobre todo entre centrales telefónicas, pero el último tramo que llega a las casas son los pares de cobre del teléfono de siempre. Tiene pendiente la asignatura televisiva; de momento, subraya Telefónica.

La batalla por el mercado residencial catalán arroja prácticamente un empate entre Menta y Telefónica, aunque el ADSL le lleva una ligera ventaja al cable. Según la Generalitat, hasta el pasado otoño, el 1,1% de los hogares de Cataluña, o 23.900 en valores absolutos, había contratado acceso rápido a Internet mediante ADSL.

El convenio firmado a finales de 2000 entre Telefónica y la Generalitat para extender esta tecnología a casi toda la población tiene bastante que ver con el hecho de que Cataluña pueda, aunque el 1,1% parezca poca cosa, sacar algo de pecho: la media española es sólo del 0,5%. En la Unión Europea, sólo Portugal y Grecia están en una situación peor.

En el caso del cable, la distancia entre Cataluña y el resto de España es menor: los 21.298 hogares abonados a Menta en la comunidad catalana hasta el pasado octubre, suman el 1% del total. Y la media de abonados entre abril y octubre de 2001 (0,8%), que permite hacer comparaciones más ajustadas, coloca el éxito comercial del cable sólo dos décimas por encima de la media española (0,6%) y, considerando a Cataluña como país, en la UE sólo estará mejor situada que Grecia.

En el retraso del despliegue de la red han confluido diversos factores. Desde los iniciales problemas de inestabilidad accionarial del operador hasta algunas actitudes exigentes de los ayuntamientos a la hora de permitir levantar las calles, sin olvidar lo que los expertos consideran el problema fundamental: el hecho de que la estrategia se focalizara en abrir zanjas y en tirar cable.

Esfuerzo desigual

Del esfuerzo desacompasado entre el despliegue de la red y la política comercial da fe que sólo el 1% de hogares se hubiera abonado a sus servicios de acceso a Internet (el total de abonados a algún servicio de cable era del 1,8%) cuando en ese mismo mes había ya el 16,5% de hogares cableados y, de éstos, casi todos (92%) estaban ya en disposición de contratar servicios.

Respecto al ADSL, el desfase era menor: de 102.500 líneas instaladas en Cataluña, la contratación por particulares se elevaba tan sólo al 23%.

El casi empate entre Menta y Telefónica cuando la guerra se libra en el mercado residencial, se deshace a favor del operador dominante cuando los clientes son empresas.

El 55% de las líneas ADSL contratadas (29.150) corresponde a empresas, mientras que en el caso del cable, en el que compiten otros operadores como al-pi Telecomunicacions (Uni 2, participado también por la Generalitat), el número de empresas abonadas era de 3.754.

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