La conexión iraquí
(...) Conseguir que israelíes o palestinos hablen, no con disparos y bombas, merece cada esfuerzo de americanos y árabes y aún más. Sin embargo, ninguna de las cuestiones que hay en el corazón de esta disputa, el destino de las colonias judías y de los refugiados palestinos, el futuro de Jerusalén, puede resolverse en un marco que no contemple la adopción de una decisión sobre Irak. No se debería permitir que Irak se mantenga indiferente ante sus obligaciones y sus pasadas promesas al Consejo de Seguridad de la ONU. (...)
Sadam Husein no es un tirano ordinario: ya empleó armas químicas contra su propio pueblo y sus vecinos, atacó a Irán e invadió Kuwait, lanzó misiles contra Israel y Arabia Saudí y durante una década frustró los esfuerzos de la ONU para que cumpliera las promesas que hizo al finalizar la guerra del Golfo. (...)
Los Gobiernos de dentro y fuera de la región, temerosos de las consecuencias de un Irak gravemente debilitado o deseosos de evitar infligir nuevos sufrimientos a su ya oprimido pueblo, están depositando sus esperanzas en la resurrección de nuevas inspecciones militares de la ONU que eviten la acción militar norteamericana. ¿Merece la pena dar a Sadam otra oportunidad de desarmarse pacíficamente? Y si es así, ¿qué clase de inspección sería creíble? (...)
Hay razones para esperar que las cosas transcurran de otra manera esta vez. Una razón es que Estados Unidos ha dado un aviso creíble de que su paciencia tiene un límite: la alternativa al desarme por la inspección es el desarme por la fuerza. (...)
Londres, 28 de marzo
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