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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Nihilismo e iconoclastia

La trayectoria de Pedro G. Romero (Aracena, Huelva, 1964) es tan curiosa como el hecho de que se declare 'escultor', cuando lo cierto es que sus 'esculturas' brillan por su ausencia: lo que efectivamente viene presentando desde hace años son proyectos en donde se involucran las artes más dispares. Desde el año 2000 ha estado trabajando en un proyecto (F.X. Sobre el fin del arte), un archivo in progress de imágenes y textos cuya virtud principal estriba en que ha sido concebido como una especie de mecanismo que, una vez puesto en marcha, sigue su propio curso sin que el propio artista -en su modestia- se empeñe en modificarlas demasiado.

El núcleo del proyecto es una reflexión sobre el sentido del arte en nuestros días. El autor sabe que, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, los artistas no son ya quienes detentan el monopolio de la producción de imágenes simbólicas. Imágenes las hay ahora por todas partes, y bien potentes. Entretanto, las que se deben al arte se sienten tan obligadas a la autoconciencia que no pueden sino reconocerse al final como figuras específicas de la mala conciencia. Por eso tiene sentido pensar en ciertas manifestaciones inequívocamente modernas de la iconoclastia: en la exposición de Valencia se documenta la destrucción de imágenes religiosas (es decir, 'artísticas') como consecuencia de las guerras mundiales o civiles, todo ello acompañado de textos a modo de coda más o menos hermenéutica. En la de Barcelona se ofrece una amplia documentación sobre los sucesos de la Semana Trágica (julio de 1909), que convirtieron la urbe en una ciudad en llamas, a propósito de una colección de 100 postales en donde aparecen fotografiadas las ruinas o los restos de los edificios atacados, que el artista ha acompañado de textos inspirados por el universo de la vanguardia y enviado a los actuales vecinos de los edificios incendiados, hoy reconstruidos o desaparecidos.

PEDRO G. ROMERO

'En el ojo de la batalla' 'La setmana tràgica' Varios soportes Col.legi Major Rector Peset Plaza del Horno de San Nicolás, 4. Valencia Hasta el 30 de abril Centre de Documentació de l'Art Contemporani Alexandre Cirici Centre d'Art Santa Mònica. Rambla de Santa Mònica, 7 Barcelona Hasta el 15 de mayo

A fin de cuentas, el problema de Pedro G. Romero es el destino de las imágenes (y de su experiencia estética) en un mundo dominado por el nihilismo en donde cobra sentido reconsiderar el sentido del anarquismo (o el destruccionismo) en cuanto que alternativa política y estética. Construir sin haber destruido: eso no puede ser. Sólo que dedicarse a destruir es demasiado moderno para convertir la destrucción en consigna estética. Reflexionar sobre el destino del arte y convertir esa reflexión en arte: partiendo de que las cosas no están nada claras, nadie puede negar honestamente que se trate de una opción inteligente.

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