Los palmones inundan calles y plazas
Floristerías y tenderetes callejeros vendieron unas 70.000 palmas para celebrar el Domingo de Ramos
Cerca de 70.000 palmas y palmones procedentes del Mercat Central de la Flor de Barcelona tiñeron de colores las calles catalanas ayer a mediodía en la celebración del Domingo de Ramos. Católicos practicantes y familias con ganas de recordar la tradición acudieron a las puertas de las iglesias para bendecir sus palmas y ramos, que desde hoy, según algunas creencias, preservarán sus casas de los males venideros.
Familias originarias de los más variados países llenaron la plaza de la catedral de Barcelona, donde el arzobispo, Ricard Maria Carles, recordó que su presencia 'significa que no se acaba el país, que no se acaba el catolicismo'. Tras la bendición de las palmas y justo antes del gran éxodo vacacional de la Semana Santa, el arzobispo recordó a los feligreses que deben 'ejercer la austeridad cristiana durante estos días de Pascua'.
La celebración del Domingo de Ramos llevó, como cada año, a numerosos comerciantes de palmas y palmones a instalar sus puestos en la Rambla de Catalunya de la capital catalana. Los vendedores observaron que mientras que las ventas de palmas siguen estables por la voluntad de muchos padres de que sus hijos lleven una a bendecir, las ventas de ramos son cada vez menos importantes.
Por la noche comenzaron las tradicionales procesiones previas a la Semana Santa. En Tortosa (Baix Ebre) un millar de personas desfilaron en la singular Procesión de la Pasión, que se distingue porque sus participantes reparten cerca de 700 kilos de caramelos.
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