Insoportable silencio de Batasuna

Son las tres de la tarde y la mirada del compañero delata que algo ha sucedido. Han asesinado a un concejal socialista. Para los suyos ya tiene nombre, apellido y rostro; para los demás, apenas es todavía un ser anónimo, pero el sentimiento de afecto, rabia y condena es el mismo. Lo siento por él y su familia, lo siento por los suyos y por nosotros. Me gustaría iniciar una condena, y dejarla en blanco, para que todos entendiéramos que no hay palabras. Que lo que está mal, está mal, y no admite comparación de agravios y dolores. En asuntos de injusticia radical, cada una se sustancia sola, y el asesinato de una persona, más aún por su condición de adversario político, es injusticia absoluta. Si mañana alguien dice que es 'otra expresión dolorosa del conflicto', y lo habrá, y lo hace desde la política o el pensamiento, que cargue con el peso moral de representar lo que dice no querer. Por eso vengo diciendo, hasta perder la voz, que entiendo menos a Batasuna que a ETA. Y les pido, les exijo desde una confianza ya mortecina, que digan si ellos son representantes políticos o no de quienes practican esta estrategia de muerte.

No sé cómo puede uno acostarse en paz, besar a un niño o gozar de un bosque en primavera, si no puede decir, por conveniencias políticas, que aquí hay un asesinato, el de este hombre concreto, y una injusticia absoluta. Por favor, este silencio es insoportable.