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Los Carpinteros crean en 'Túneles populares' una alegoría sobre el miedo social ante las amenazas

Los artistas cubanos violaron la prohibición de Castro de no fotografiar los refugios militares

Alexandre Arrechea, Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez, conocidos como Los Carpinteros, han creado una alegoría del miedo y las amenazas, virtuales o reales, que la sociedad cubana percibe. Sobre un espejismo transformado en psicosis colectiva, los artistas caribeños han dado un drástico giro a sus tradicionales creaciones lúdicas y han configurado un espacio documental sumamente crítico con el régimen castrista. Cuatro instalaciones de muy diversa índole estructuran una metáfora sobre el miedo social que el Ayuntamiento de Pamplona expone en la Ciudadela.

Junto a Tacho y Tania Bruguera, Los Carpinteros son, sin lugar a dudas, los principales promotores internacionales del arte cubano. Residiendo y trabajando a caballo entre la isla y los Estados Unidos, aunque sin renunciar a la ciudadanía del régimen socialista, Arrechea, Castillo y Rodríguez han creado un espacio artístico, bautizado con el nombre de Túneles populares, que tiene una primera peculiaridad: no se podrá ver en su propio país.

A través de un conjunto de fotografías en blanco y negro que sitúan el objeto retratado en el espacio de la memoria histórica, Los Carpinteros han desafiado la expresa prohibición de fotografiar centenares de refugios de guerra construidos en Cuba desde finales de los años ochenta hasta mediados de la década de los noventa. Una etapa, la del periodo especial, en la que la caída del Muro de Berlín produjo el rumor, alentado convenientemente por el régimen de Fidel Castro, de que los Estados Unidos invadirían la isla.

Miles de ciudadanos fueron obligados a construir refugios. La mayoría no se acabó nunca. Se disipó el temor y los túneles fueron clausurados. Hoy en día siguen siendo un secreto de guerra. No se pueden visitar ni fotografiar. Los Carpinteros lo han hecho. Y han situado la visión de esas catacumbas contemporáneas junto a tres producciones en las que reflexionan sobre el miedo que se cierne en todas las sociedades ante la guerra y la destrucción. Y sobre la instrumentalización del asedio -el bloqueo, en el caso cubano- como palanca de hostilidad hacia el exterior y de adhesión inquebrantable al régimen interior.

'Túneles populares perpetúa la idea de un temor virtual siempre alentado por los gobiernos como instrumento de distracción social y manipulación política', señala Javier Panera, coordinador de actividades culturales de la Universidad de Salamanca, la institución que coordinó la inauguración del trabajo que el pasado año pudo verse en la ciudad castellana.

Los artistas cubanos muestran tres instalaciones más: 168 almohadas, en la que la acumulación de estos objetos cotidianos forma una imponente barricada bélica; Mangueras virtuales, donde diez cajas de luz ofrecen la fotografía repetida de una manguera cuya virtualidad la convierte en un objeto inútil para un fin desconocido, y Espejos de agua, la sección más metafórica de la exposición, en la que diversas mesas desplegadas en el espacio bajo la iluminación de flexos proyectan el reflejo de falsas películas acuosas en un ambiente propio de oscuras celdas de interrogatorio.

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