Rajoy contesta a Fraga que él sólo se defiende de los insultos del PSOE
El congreso del PP gallego apoya el diálogo de su presidente con los nacionalistas del BNG
El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, y el secretario general del PP, Javier Arenas, se unieron ayer en la clausura del congreso de los populares gallegos para responsabilizar al PSOE y a su 'antología de insultos' del tenso clima político de las últimas semanas. Mientras el PP gallego respaldaba el diálogo iniciado por Manuel Fraga con los nacionalistas del BNG, Rajoy (que el miércoles protagonizó en el Parlamento una fuerte bronca con los socialistas) se justificó ante Fraga al sostener que él se limita a responder de forma 'fina y educada' a los ataques del PSOE.
No fue casual que Rajoy y Arenas dedicaran ayer parte de sus intervenciones en la clausura del congreso del PP gallego a defender el estilo parlamentario del Gobierno. El día anterior, el presidente de la Xunta de Galicia y fundador del partido, Manuel Fraga, en otra demostración de que las consignas internas no van con él, había censurado la 'violencia' verbal en las últimas sesiones parlamentarias y puesto como ejemplo contrario el diálogo que él ha abierto con sus opositores del BNG y el PSOE.
Arenas esquivó ayer a los periodistas a la entrada del congreso remitiéndoles a su intervención posterior ante los delegados, mientras Rajoy dijo no sentirse aludido por la frase de Fraga, cuyo 'destinatario' real, según el vicepresidente, era el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. Rajoy también se justificó ante los delegados al congreso y explicó que él se limita a responder de forma 'fina y educada' a quienes 'no lo son'. 'Los de Pontevedra somos buena gente, pero no parvos (tontos)', dijo entre grandes aplausos de los que no participó Fraga.
Por si fuera poco, Arenas salió luego en defensa de Rajoy frente a las prácticas de los socialistas, que, según él, convierten las sesiones de control parlamentario al Gobierno en 'sesiones de insulto semanal'. Y para dejarlo claro detalló las perlas que han salido últimamente de boca de la oposición dirigidas a miembros del Ejecutivo o del PP: 'Sinvergüenza, tipo repugnante, basura, bufón, chulos, totalitarios, viles y abyectos, toda una antología del insulto'.
Sin embargo, Arenas y Rajoy pasaron de puntillas sobre las discrepancias de Fraga con la política autonómica del partido, al que el presidente gallego ha demandado que haga una reforma constitucional para cambiar las funciones del Senado y admita la representación de las comunidades autónomas en los Consejos de Ministros europeos. Arenas tiró de su ya conocido repertorio de elogios a Fraga, un 'referente' para todo el PP, e insistió en que 'pinchan en hueso' los que buscan desavenencias con el fundador del partido.
Es más, el PP, según su secretario general, es un ejemplo de 'coherencia' porque, en contraste con el PSOE, 'dice lo mismo en Ceuta, en Extremadura o en Galicia'. Rajoy, sin embargo, deslizó una sutil crítica a las posiciones de Fraga: desdeñó la discusión sobre posibles reformas institucionales en España, porque el 'verdadero debate de nuestra época es el europeo'.
La respetuosa disidencia de Fraga con sus herederos al frente del PP no impidió que el XI congreso de los populares gallegos se clausurase en un clima de cordialidad y sin grandes sorpresas. Se mantiene el grueso de la última ejecutiva, a la que pertenece el propio Rajoy, quien incorporó además a Ana Pastor, una de sus más estrechas colaboradoras en todos los puestos que ha ocupado en el Gobierno. Lo más llamativo fueron los aires renovadores introducidos por el secretario regional del partido, Xesús Palmou: los debates de las ponencias se abrieron a los periodistas y esta vez no hubo resultados a la búlgara, ya que 11 de los 831 compromisarios emitieron un sufragio en blanco cuando se votó la candidatura encabezada por Fraga.
De la sucesión de Fraga sigue sin haber la menor noticia. El presidente de la Xunta, de 79 años, dio a entender que se abordará pronto, al señalar que tanto el PP nacional como el gallego deben prepararse para 'relevos importantes', en un caso por la 'decisión ejemplar' de José María Aznar de no presentarse a la reelección y en el otro por la 'ley inevitable de la vida'. En el emocionado final de su discurso, Fraga se comparó con Don Gaiferos, el legendario peregrino que murió al alcanzar la catedral de Santiago.
Antes el presidente de la Xunta había reiterado su compromiso de diálogo con todas las fuerzas políticas gallegas, incluidos los nacionalistas. El acercamiento de Fraga al BNG ha desconcertado a parte del partido, acostumbrado a tratar a los nacionalistas como un adversario irreconciliable. Uno de los principales candidatos a suceder a Fraga, el consejero de Política Territorial, Xosé Cuiña, llegó hace unos días a desmarcarse de la posición del presidente y proclamar con toda solemnidad que él nunca pactará con el BNG. De momento, Cuiña se ha quedado solo, ya que los cuatro presidentes provinciales del partido mostraron ayer su respaldo explícito al giro estratégico emprendido por el jefe del Ejecutivo gallego tras ganar por cuarta vez, el pasado octubre, las elecciones autonómicas. Sin llegar a tanto, Rajoy y Arenas evitaron cualquier crítica al nacionalismo.
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