Detenida una pareja que expoliaba ermitas y recuperadas 200 obras
Una guía de pueblos abandonados de España ha sido el manual de una matrimonio detenido por la Guardia Civil en su domicilio, próximo a Gandia, y al que se imputan más de 50 robos de arte sacro en ermitas de lugares perdidos. 19 de esos casos ya han sido esclarecidos y se han recuperado unas 200 obras, entre ellas una talla del siglo XVII y otra del XVIII.
Cuando los agentes, coordinados por un sargento de la Unidad Central de Operaciones de Madrid, registraron la furgoneta con la que se desplazaban, encontraron una palanqueta, restos de su última fechoría y una guía muy manoseada, de tapas plastificadas, disponible en cualquier librería o quiosco, con una veintena de páginas señaladas por pliegues en los bordes. Los recónditos itinerarios fueron recorridos por V. J. P. G., de 42 años, y su esposa, R. Y. M., de 52 años, desde el pasado mes de octubre hasta la detención del matrimonio el pasado martes. Junto al matrimonio han sido detenidos dos anticuarios, R. LL. S., de 42 años y de Altea, y P. P. A., de 70 años y de origen argentino. La operación, bautizada como Torico, se inició pocas semanas después de que la pareja comenzara a actuar, al recibirse denuncias de robos similares en Castellón (ermita de Bel), Teruel (ermitas de Aguató, Villel, Castellar de Alfambra, Pozohondón, Arens de Lledó y Camarilla), Cuenca (ermitas de Algarrá, Cardenete, Aliaguilla y Villar de Cantos), Guadalajara (ermitas de Mazarete y Villacadina), Soria (ermitas de Fuentetoba-Golmayo y Aldeavardo) y Lleida (iglesia de Castellnou de Montsec).
El matrimonio detenido, sin antecedentes, realizaba una media de dos a tres robos a la semana, según fuentes del instituto armado. Las piezas, al menos 200, eran vendidas después en el mercadillo de Alicante. Los agentes de la operación, en la que han participado efectivos de varias provincias, entre ellas de Valencia, descartan que la pareja a la que se imputan los robos tuviera conocimientos de arte, entre otras razones porque en varias de sus acciones robaron incluso el cesto de mimbre que sirve de cepillo. Además, las mismas fuentes apuntaron que el matrimonio había vendido piezas a los anticuarios por 180 euros (30.000 pesetas) cuando al cliente final se le podía llegar a cobrar 12.020 euros (dos millones de pesetas).
La pareja salía de casa como si fuera de excursión. Pasaba el día en el lugar elegido comprobando las medidas de seguridad. Durante la noche, y sólo con hacer palanca en un acceso, el hombre entraba en las ermitas y sacaba las piezas mientras la mujer vigilaba fuera.
Las primeras investigaciones sobre el origen de las piezas recuperadas acreditan, según fuentes de la Guardia Civil, que ésta es una de las operación más relevantes en este campo en los últimos tiempos. Entre las piezas intervenidas se encuentran dos tallas policromadas de madera de gran valor histórico: una reproducción de San Juan del siglo XVII robada en Teruel y una virgen del siglo XVIII sustraída en una ermita de Cuenca. Además hay esculturas del XIX, cuadros del XIX y principios del XX, candelabros, pilares, bases y crucifijos catalogados por la Iglesia.
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