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Charo López vuelve al teatro con Narros en una adaptación de 'Los puentes de Madison'

La obra se estrena el jueves en Salamanca, dentro del programa de la capitalidad cultural

Charo López vuelve al teatro de la mano del director teatral Miguel Narros y del escenógrafo Andrea D'Odorico con la adaptación teatral de una novela de Robert James Waller, que primero fue best-seller y luego se transformó en una de las películas más populares de la pasada década: Los puentes de Madison. El montaje, que se estrenará el próximo día 14 en el nuevo Teatro Liceo, de Salamanca, ciudad natal de la actriz, cuenta también con los actores Manuel de Blas y la joven Natalia Garrido. Los puentes de Madison fue llevada al cine por Clint Eastwood, con Meryl Streep como protagonista.

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España es, tras Japón, el segundo país que lleva Los puentes de Madison a los escenarios. La idea fue de la propia Charo López, que aún no termina de creerse la suerte que tuvo al conseguir los derechos: 'Estaba en un café dándole vueltas a la cabeza, encaprichándome con el proyecto y pensando lo difícil que sería poder hacerme con el texto', relata, 'cuando entró mi buen amigo José Vicuña [presidente de Plural Entertainment]. Le conté la idea y él me dijo que al día siguiente viajaba a Estados Unidos y que podía hablar con el agente que gestionaba esos derechos. En 24 horas me llamó diciendo que estaba solucionado y que no enredara más'.

Luego, el Consorcio Salamanca 2002 decidió coproducir el montaje, y ahora ya hay compromisos firmados para los próximos tres años, una larga gira por toda España que hará paradas en Sevilla (mayo), Barcelona (de enero a abril de 2003) y Madrid (septiembre de ese año).

En cuanto a las posibles comparaciones con Streep y Eastwood, Charo López lo tiene claro: 'La comparación quizá sea inevitable, pero sería inútil tratar de parecerse a ellos o que la gente se olvide de ellos'. Y acude a un ejemplo del que guarda muy buen recuedo: 'Cuando hice Una giornata particolare, de Ettore Scola, eran muy duras las comparaciones entre Sofía Loren y Marcello Mastroniani con Pepe Sacristán y yo, pero no sólo no pasó nada, sino que fue nuestro gran éxito en Argentina. Lo que tiene que hacer cada actor es recurrir a su memoria emotiva, a su propia técnica, a su director'.

La actriz, que se muestra cansada pero eufórica, habla de directores como Carlos Gandolfo, José Carlos Plaza o Miguel Narros: 'Lo que ellos siembran no empieza a germinar hasta mucho después. Los frutos los estoy recogiendo en los últimos años, y el reencuentro con Narros era muy importante para mí. Cada vez que trabaja es un regalo para un actor'.

Narros, que tiene en plena gira sus montajes de El Tío Vania y Panorama desde el puente,afirma que le resultó difícil pasar de esos trágicos textos teatrales a este texto popular con un punto edulcorado: 'Las obras de Chéjov o Miller tienen muchas lecturas', dice. 'En cambio este autor plantea una relación basada en muy pocas cosas, sólo en dos seres humanos que son antihéroes del amor y que, a la vez, se aman más allá de la vida'. 'Es el amor a los 60', tercia López. 'Y ése es el gran reto'.

La actriz parece más cómoda que Narros con Los puentes de Madison. Aunque se confiesa 'muerta de miedo' ante el hecho de estrenar en la ciudad donde nació, rodeada de amigos y familia. Dice que la mujer que tiene que interpretar en esta pieza teatral está bastante próxima a ella: 'Es un personaje de carne y hueso, llora, se quema, no llega a tiempo nunca, ve que ese hombre se le va a escapar, se siente paleta, es un ser humano al que le pasan cosas. Me gusta mucho parecerme a ella, me identifico mucho con esa mujer normal'.

Y es que López se siente víctima de un estereotipo. 'Entre la prensa y yo hemos creado un personaje que tiene poco que ver conmigo, una mujer solemne, segura, fuerte y ganadora, cuando en realidad yo soy una mujer muy apasionada, llorona, muy emotiva'.

En cuanto a su relación con el cine, la actriz afirma que no está desencantada. 'Para que eso ocurra primero hay que estar encantada. Creo que he hecho películas preciosas, pero si no se produce esa locura de éxito, que ahora se exige, parece como que no estás haciendo nada, o que estás haciendo mal cine. En teatro he tenido una suerte enorme, pero el teatro no tiene ni la espuma, ni el glamour, ni la onda expansiva, ni los efectos laterales o colaterales del cine'.

'No estoy más en el candelabro porque no quiero', concluye. 'Con ir a todas las invitaciones que me llegan o promocionar más lo mío estaría todo el día en la cresta de la ola, pero sencillamente no es necesario para trabajar a gusto, en proyectos interesantes y sentirte bien... Y todo eso lo tengo'.

LUIS MAGÁN
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