_
_
_
_

Vitoria revisa el modernismo catalán más allá de Gaudí

El País

El modernismo catalán tuvo su mejor exponente en Antonio Gaudí, pero sus coetáneos también ofrecieron aportaciones imprescindibles en todas las artes, mayores y menores, siguiendo la división de la época.

La Caja Vital ofrece desde el viernes una selección de esas obras que marcaron un tiempo y que incluye espejos, sillones y otros muebles junto con pinturas y esculturas. Entre las 90 piezas que se exhiben se encuentran obras de Anglada Camarasa, Santiago Rusiñol, Joan Busquets o, incluso, Pablo Picasso.

La exposición coincide con el 150 aniversario del nacimiento de Gaudí, principal exponente de una corriente artística que renovó el panorama de una España un tanto aldeana y gris. Hasta el 7 de abril se podrá disfrutar de una bocanada de aire cosmopolita que todavía hoy guarda su atractivo. En la muestra se han reunido piezas representativas de los artistas que destacaron en aquel momento, que tuvo en el Palau de la Música de Lluis Doménech i Montaner o en La Sagrada Familia de Gaudí su mejor expresión arquitectónica. De Doménech se incluye en la exposición, como pieza significativa, un capitel, mientras que de Gaudí se presenta el sillón de casa Calvet, una de sus mejores aportaciones al diseño de mobiliario.

En la pintura, el modernismo se personificó, entre otros, en Santiago Rusiñol, un hombre melancólico que resistió hasta el fin la decadencia del movimiento que fundó. Carrè de Sitges y Jardines son los títulos de las obras que se presentan en Vitoria, donde comparten espacio con las creaciones arabescas al estilo de Toulouse-Lautrec de Ramón Casas o los jarrones floridos de Anglada Camarasa. También se presentan cuadros de Joan Llimona, primer presidente del Cercle artistic de Sant Lluc, desde el que se impulsó esta corriente artística.

Mobiliario y joyas

La personalidad arrebatadora del francés Auguste Rodin impregnó la escultura modernista de una concepción visual que influyó en artistas catalanes como Miquel Blay, Eusebi Arnau o Eric Clarassó, de quienes se han recogido piezas de pequeño volumen que hacían las delicias de la burguesía de la época. Sus casas estaban amuebladas con creaciones de Homar i Mesquida, de quien se ofrecen un par de sillas y una lámpara, o de Joan Busquets, uno de los preferidos, que está presente en la exposición con una poltrona y una mesa auxiliar. Y las mujeres llevaban cuidadas joyas de Lluis Masriera i Rosés, auténticos delirios de color y artificio, repletos de exotismo, como ese colgante que lleva una cabeza de un hindú o el broche que presenta aves del paraíso.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La exposición se completa con un cuidado catálogo en el que se ofrece una breve semblanza biográfica de cada creador presente en la muestra, además de unos textos introductorios a cargo de la comisaria de la exposición, Marisa Oropesa, Daniel Giralt-Miracle, Jaume Socías, María Isabel González Navarro y Mercé Rodríguez.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_