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LA CRISIS DE LA SECUNDARIA

Sin apenas recursos ante la indisciplina

Los estudiantes aseguran que valoran más a los docentes que se interesan por ellos

Una profesora le dice a un alumno de 13 años: 'Siéntate y haz esos ejercicios, como tus compañeros'. El chico se hace el remolón, se queda de pie un rato y tarda en hacer caso, y de mala gana. Otro alumno tira un papel al suelo y se niega a recogerlo cuando el docente se lo pide. Otro empuja a un compañero y le insulta. Cuando la profesora le manda al despacho de la jefa de estudios, el alumno les explica: 'Es que me ha llamado cabrón'. Y la jefa de estudios le explica que no puede utilizar esas palabras al hablar en clase o con un responsable del centro. Pero el chico le dice que usar esa palabra no tiene importancia, que es la forma de hablar entre los jóvenes, palabras de su vocabulario. El chico asegura convencido que no era un insulto.

Casos de indisciplina o de poco respeto a la autoridad del profesor como éste se repiten en múltiples centros de España. El problema está en la actitud general de muchos chicos. 'Es una forma de comportarse distinta a la de generaciones anteriores', explica la jefa de estudios, Conchita Domingo, del centro de Majadahonda. 'Muchas veces los alumnos no tienen la intención expresa de insultar, usan su argot, el que está por todas partes, que les llega de la sociedad, de la televisión. Los alumnos son el fiel reflejo de la sociedad'.

La directora, Edita Villamide, del instituto de Majadahonda explica: 'La falta de autoridad en la escuela y en la familia es uno de los problemas, pero es de la sociedad, no de la escuela, y generalmente no se tienen herramientas para afrontar muchos de ellos'.

Tampoco en la vida del Rosalía de Castro, de Santiago, hay grandes tensiones, pero entre los representantes de los propios alumnos se apunta a cierta relajación de la disciplina. 'Falta control por parte de algunos profesores', asegura Rubén. Pablo, de 2º de bachillerato, pide otras soluciones: 'El gabinete de orientación, por ejemplo, apenas se utiliza'. Los profesores no se sienten intimidados, pero sí advierten que entre los alumnos se está perdiendo el valor del esfuerzo personal, como dice el profesor de música de 23 años Xiao Rodríguez, quien, no obstante, asegura que el comportamiento de los alumnos no es muy distinto al que él recuerda de su época estudiantil.

Ismael, un alumno de Leganés, dice que 'hay profesores que no saben controlar a los alumnos. pero otros que no pueden'. 'Cuando sabemos que un profesor no puede con nosotros nos aprovechamos de él, pero eso ha pasado siempre. Si da una maría y encima tiene un carácter flojo, no se les respeta. Y, si alguien hace una gracia, te tienes que reír. Pero eso pasa también en la calle', explica.

Muchos alumnos que arman follón en las clases 'buscan llamar la atención y a otros no les interesa estudiar', opinan varias estudiantes del centro de Majadahonda. A lo que añaden que 'el profesor que no se limita a dar la clase y habla con los estudiantes es más respetado. Jorge, alumno de Leganés, opina lo mismo: 'Los que hacen las clases más amenas consiguen que les tengas respeto'.

La presidenta de la asociación de padres del instituto Sant Josep de Calassanç, de Barcelona, Gloria Baró, explica uno de los problemas que genera indisciplina: 'No se puede tener a un chico matriculado hasta los 16 años estudiando materias que no le interesan. Hay alumnos que no quieren estudiar literatura de los 14 a los 16, y se les debería poder dirigir hacia un oficio que les interese'. 'Escolarización, sí', añade la directora de este centro, Nuria Gelonch, 'pero con diferentes opciones, más prácticas'.

Mercedes, profesora de de Tecnología en el centro de Majadahonda, explica que 'los problemas de disciplina surgen a menudo con los extranjeros que no saben español'. 'Si tienes 10 alumnos de una clase de 25 que no saben español, la indisciplina es lo que prima', agrega.

Manuel Jesús, alumno de 4º de ESO del instituto Guadalquivir, de Sevilla, dice que 'ha cambiado el trato con los profesores'. 'En primaria, sólo teníamos un profesor. Ahora es distinto, un profesor cada hora, y el trato cambia porque no tenemos la misma confianza que teníamos en el colegio', añade.

Estudiantes del Instituto Pablo Neruda de Leganés, un centro con integración de alumnos con problemas motóricos.
Estudiantes del Instituto Pablo Neruda de Leganés, un centro con integración de alumnos con problemas motóricos.B. PÉREZ

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