Los progresos de Fátima
La niña marroquí, encantada en el instituto de San Lorenzo de El Escorial
Fátima Elidrisi ya ha olvidado los meses que ha permanecido en su casa sin escolarizar, por no renunciar su padre a que lleve la cabeza tapada con un pañuelo o hiyab para ir a clase. Han pasado dos semanas desde que la niña marroquí, de 13 años, entró en el instituto Juan de Herrera de San Lorenzo de El Escorial -con pañuelo-, y está contenta. Se nota en sus ojos, chispeantes y alegres, y en su sonrisa, que se vuelve más amplia al contar que ya tiene dos amigas en el centro, Nadia y Yousra, marroquíes como ella.
Atrás han quedado los días de polémica, su miedo a entrar en el centro educativo al descubrir el enjambre de cámaras y micrófonos que esperaban su llegada -y la de su pañuelo- agolpados en la verja que rodea el centro. Ahora Fátima tiene otras preocupaciones. Se enfrenta a un curso escolar plagado de asignaturas, que se imparten en español, un idioma que todavía no domina.
El padre, que exigió que la niña pudiera acudir a clase con pañuelo, agradece la acogida del centro
Pero Fátima está resuelta a vencer cualquier problema. 'No estoy asustada. Yo iba al colegio en Marruecos y aquí sólo me falta aprender bien español', asegura mirando convencida a una amiga, que hace de traductora improvisada. Fátima lo tiene muy claro: 'Seguiré estudiando hasta cuando quiera, porque tengo el permiso de mis padres', asegura. Su madre, tocada también con un pañuelo, asiente para confirmar las palabras de su hija.
Fátima recorre a pie todos los días el camino que separa su casa del colegio, acompañada por una amiga. A las ocho y media de la mañana entra en el instituto y sale a las dos y diez, como el resto de sus compañeros. Los martes y jueves vuelve al centro por la tarde 'para avanzar', explica. El instituto ha puesto todos sus medios -como en otros casos- al servicio de la niña. 'Fátima recibe 14 horas semanales de apoyo para el idioma', indica Carmelo Aguado, coordinador pedagógico del instituto. La niña asiste también a las clases de las demás asignaturas con todos sus compañeros. Alí Elidrisi, padre de Fátima, también está satisfecho de la acogida que ha tenido su hija. 'Está muy contenta, porque lo que siempre ha querido es estudiar', explica en un pobre español. Alí se muestra muy agradecido a los profesores por la ayuda que prestan a su hija y confirma que 'nadie le ha dicho nada por llevar el pañuelo'.
Aguado resta importancia al hecho de que la niña no hable español. 'En este centro somos pioneros en la aplicación de técnicas para la inserción de los alumnos', comenta. De hecho, la semana próxima visitarán el centro docentes ingleses y griegos para ver cómo funciona el aula de aprendizaje cooperativo.
Por otra parte, Aguado recuerda que Fátima es la única niña que lleva pañuelo en el instituto, pero no la única que tiene problemas con el idioma. 'El nivel de enseñanza básica de Fátima es bueno. Por ejemplo, sabe sumar, restar, multiplicar y dividir sin problemas', subraya el profesor.
Junto a la atención profesional, la directora del centro, Delia Duró, en un principio contraria a que la niña asistiera a clase con el hiyab, se ha volcado con Fátima. 'Mi opinión sobre el pañuelo es personal y yo tenía claro que la niña iba a ser tratada lo mejor posible por todos', explica Duró. En el centro estudiaron concienzudamente cuál sería el curso más adecuado para evitar que la niña se sintiera desplazada. Antes de su primer día de clase, ya habían encontrado dos niñas marroquíes para que la arroparan en los primeros momentos. 'No se separan nunca de ella, han hecho muy buenas migas', se enorgullece Duró.
La directora confirma que no ha existido rechazo hacia la niña por llevar pañuelo. 'Lo único reseñable es la aparición de pintadas ofensivas hacia los inmigrantes en el patio del instituto', señala. 'Al mismo tiempo han aparecido pintadas de apoyo a Fátima', le recuerda Aguado. El caso es que el instituto ya lleva desembolsados 1.800 euros (300.000 pesetas) para borrar las pintadas y contrapintadas de sus muros.
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