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La explosión de una bomba en Roma desata el temor a una ola terrorista

Berlusconi relaciona el atentado con el homenaje a los jueces de Manos Limpias

Una bomba de fabricación casera, pero de considerable potencia, según la policía, estalló ayer cerca del Ministerio italiano del Interior, en el centro de Roma, provocando daños en los edificios colindantes y en los coches aparcados, pero ningún herido. El artefacto explotó al filo de las cuatro de la madrugada y los investigadores suponen que fue arrojado desde una motocicleta. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, provocó las iras de la oposición al relacionar el atentado con la manifestación en apoyo de los jueces de Manos Limpias, celebrada el sábado en Milán.

Tras calificar el atentado de 'señal preocupante' que 'no se debe infravalorar', Berlusconi añadió: 'Creo que hay bajar ciertos tonos, como, por ejemplo, los que se han usado en la manifestación de 18.000 personas en el Palavobis de Milán'. Una referencia envenenada al homenaje dedicado el sábado por la revista de pensamiento Micromega a los jueces de Manos Limpias en el décimo aniversario del descubrimiento del escándalo Tangentópoli.

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El acto ha sido considerado un éxito, ya que atrajo, según los organizadores, a 40.000 personas, pero el ministro de Justicia, el leguista Roberto Castelli, insinuó al día siguiente que manifestaciones de ese tipo pueden crear un clima que induzca a la violencia. Apenas 48 horas después, el estallido de la bomba de Roma permitió a Berlusconi abundar en la misma conexión perversa.

Las declaraciones del Il Cavaliere provocaron una reacción en cadena de los líderes del Olivo. El presidente de los Demócratas de Izquierda, Massimo D'Alema, se declaró indignado por la 'irresponsable conexión' hecha entre dos acontecimientos tan diversos, mientras Fausto Bertinotti, líder del Partido de Refundación Comunista, pidió que se abandonen las hipótesis de compló a las que son tan aficionados los italianos. 'Creo que hay que ser prudentes, nos faltan aún datos para hablar', dijo Bertinotti.

Embajada de EE UU

Pese a la psicosis de terrorismo islámico desatada en Roma tras el descubrimiento, la semana pasada, de dos agujeros sospechosos practicados en un muro subterráneo junto a las conducciones de gas y electricidad de la Embajada de Estados Unidos en la capital italiana, las primeras sospechas de los investigadores sobre la bomba de ayer apuntan a una pista interna.

La fiscalía de Roma abrió una investigación sobre el atentado, del que anoche no se había responsabilizado aún ningún grupo, y que la policía atribuye a sectores próximos a los anarquistas insurreccionales que han mantenido una actividad menor pero constante en los años noventa.

Algunos vecinos de la zona donde estalló la bomba, despertados por la violenta explosión, declararon a la policía haber visto a dos o tres jóvenes en las inmediaciones. Aunque los investigadores creyeron que el explosivo, compuesto por dos kilos de pólvora, estaba colocado dentro de una motocicleta, posteriormente se abrió paso la hipótesis de que fue arrojado a un contenedor de basura desde una moto en marcha.

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