La oposición acusa al Gobierno de 'alentar la xenofobia' con su tesis sobre multiculturalismo

Todos los grupos parlamentarios de la oposición acusaron ayer al delegado para la Extranjería, Enrique Fernández-Miranda, y al presidente del Foro para la Integración Social de los Inmigrantes, Mikel Azurmendi, de generar un 'falso debate' sobre el concepto de multiculturalismo con el que 'están alentando, consciente o inconscientemente', la xenofobia'. La mayoría de los diputados presentes en la comisión de Justicia e Interior del Congreso de los Diputados reclamaron a Fernández-Miranda la destitución de Azurmendi. El delegado desestimó la petición.

La responsable de políticas sociales y migratorias del PSOE, Consuelo Rumí, acusó a Fernández-Miranda y a Azurmendi de 'desatar un debate ficticio que puede tener efectos muy negativos para el asentamiento de una cultura de la convivencia. Se han empecinado en contraponer multiculturalidad e integración cuando la versión de la mayoría ciudadana viene a identificar ambos conceptos y en un sentido positivo, pluralista'.

Rumí acusó a Fernández-Miranda de oportunismo y ofreció como prueba las páginas 19 y 46 del Plan Global de Regulación y Coordinación de la Extranjería y la Inmigración en España (Plan Greco): 'En el Greco se habla de convivencia multicultural y no una vez, sino dos, incluso planteándola como objetivo educativo'. Otros diputados también hicieron referencia a este doble rasero. El delegado del Gobierno admitió que el Plan, uno de los 'pilares básicos' de la política de inmigración del Ejecutivo, recoge ese concepto como 'virtuoso' y que 'simplemente', se equivocaron al incluirlo.

Fernández-Miranda habló con pasión sobre multiculturalismo. Entre otras cosas, lo relacionó con la silla eléctrica, la ablación del clítoris, la amputación de las manos de los ladrones, el hiyab de la niña Fátima, la lapidación de las adúlteras, la venta de las mujeres en matrimonio y la inyección letal.

Consuelo Rumí (PSOE), Felipe Alcaraz (IU), Margarita Uría (PNV) y Begoña Lasagabaster (EA) pidieron al delegado de Extranjería que tramitara la destitución de Azurmendi. Rumí exigió además la dimisión de Fernández-Miranda, al que calificó como 'el responsable político más desautorizado de la democracia española'. Alcaraz afirmó que su grupo se sumaría a la petición de dimisión de Fernández-Miranda si éste 'pone paños calientes al cese de Azurmendi'. Uría dijo que el presidente del Foro de la Inmigración 'no ha hecho más que meterse en charco tras charco, y con él al Gobierno'. Y Lasagabaster le negó capacidad para dirigir un organismo 'que promueve la integración, a no ser que el Gobierno pretenda promover la desintegración'.

Carles Campuzano, portavoz de CiU, evitó pedir el cese de Azurmendi, pero le definió como 'un agitador, provocador y fustigador de la opinión pública en el debate parlamentario, cuando debería estar trabajando por el consenso y por el diálogo'. Alcaraz, fue más lejos: 'Las declaraciones de algunos grupos del Gobierno y del PP ponen en evidencia un intento de lanzar un espíritu xenófobo. Están alentando, consciente o inconscientemente, la xenofobia'.

Fernández-Miranda hizo caso omiso de estas exigencias. Defendió al presidente del Foro y dijo que la palabra multuculturalismo, como ha defendido Azurmendi, 'no es sinónimo de integración, sino que significa culturas estancas que compiten unas contra otras. No queremos convivencia en el multiculturalismo'.